domingo, 12 de enero de 2020

arquitectura hostil erigida para advertir a civilizaciones futuras del peligro de lo que causamos

I

el aire seco,
la compresión del transporte público.

los reflejos de las luces de la calle
    exhiben colecciones de rostros exhaustos

¿qué tan lejos tiene que ser para ser lejos?

   la próxima parada no es la mía,
aunque bien podría serlo.

en un vidrio empañado intento dibujar a quienes están afuera:

    los rostros son garabatos 
           (porque)  
   las facciones son difíciles
           (porque)
 las emociones gesticulan distinto
           (porque)
  
          (¿por qué?)

   (¿por qué aun no llego?)

II

atesoro los recuerdos que aun son míos entre la parcela donde el ganado deja el pasto crecer alto por temor a algo que no conocen
que no entienden

y que yo tampoco conozco, ni entiendo

pero que tampoco me importa.

III

las orquestas del cansancio
la tos crónica,
    
los músculos pesados
 a pesar de haber pasado todo el dia en cama.

 el techo
 que peca de pudor ante mi mirada.

   ahora no sé donde posar los ojos.

   afuera está oscuro y temo no volver a ver nunca más si me pierdo tratando de descifrar algo que no está ahí

ladran los perros del barrio
 alertando de un peligro hipotético,

 escucho hojas quebrarse al caer.

sé que hay algo acá

 pero no lo encuentro.

IV

  las poesías a la mediocridad
              ó
  la mediocridad de las poesías

V

llevo cuenta de los intentos en vano por mantener el significado de lo que decimos

lo que dejaste
habita dentro de una presencia que perdí hace tiempo

 y que me encuentro cada tanto,

pero decido ignorar.

    las palabras significan todo, como no significan nada

 decir, quedarse callado
resultan similares en este escenario

                 ver mi propia sombra,
           deja en evidencia que los errores que cometí son incorregibles

 y que lo que digo no vale nada

    más allá de eso

escribo para no terminar de pudrirme por dentro.


VI

modelo a escala de una playa vacía
       el fuego entre las olas

como un atardecer que nos sobrepasa
    y advierte de la noche inmensa

y la ausencia de las estrellas
hacen que luciérnagas de filamentos rotos tengan que trabajar

 enseñándonos un camino entre intermitencias
  
 que no lleva a ningún lado.

el verano perdido.

VII

el llanto colectivo a un tono de espera de una línea de ventas infomerciales

el párpado abierto por obra de un clip de papel oxidado
haciendo palanca
entre el viento

por el hueco
donde se junta el polvo.

se fuerza el parto prematuro de una lágrima

 que no es salada, 
 sino mas bien agridulce.

una euforia por suerte podrida

 la música de espera que terminó

 y el silencio.

VIII

casas de empeño
en cuarentena.

el valor de la vida desplomándose en la bolsa.

la traición a la moral

y el culto a lo perdido.

las trampas de bolsillo resultan inútiles a aquellos avivados,
    las monedas falsas se arrojan a una fuente
  pidiendo por deseos que jamás habrán de cumplirse.

la caída de las líneas de teléfono
y la emigración de la paloma mensajera a tierras menos hostiles.

  a nadie le queda nada que ofrecer

 las manos vacías 
 colectan miserias 
 que han perdido otros

        y las hacen suyas.

la reventa de la desgracia hace crecer un poco a la economía local,

 pero ya es mañana
y se encuentra estancada de nuevo
      
          el colapso de la sociedad moderna.

IX

dos triciclos estacionados en un playón de cemento

 una edificación en decadencia,
 las bases quebradas de lo que no fue.

una bordeadora oxidada corta las pantorrillas de un celador que parece no importarle el paso del tiempo

ventanales de cristal disecado alertan de ráfagas de viento mas de 100 km
 estallando sobre la maleza crecida.

por la noche
 hay vigilia por su demolición

pero no hay quorum en la legalización de la eutanasia.

  hay humo a lo lejos,
  el horizonte de luto.

hay dos niños cerca
 que corren descalzos sobre el vidrio roto

pero que no parece importarles.

   dejan rastros de sangre al caer la tarde,
mientras el celador baldea el piso

el balde color óxido
piedra fundamental de la sopa para la cena.

una tormenta acercándose lentamente     
   el edificio perdiendo partes por cada ráfaga de aire

 el celador perdiéndose entre los pastos altos

y los dos mismos triciclos estacionados en el mismo playón de cemento

X

cut up

dignidad simétrica vida compartida
 formas contemporáneas de expresar amor

 las nuevas técnicas

 para complejizar nuestros sentimientos
y así finalmente 

no entenderlos más.
cut up

la dicha de quienes no conocen el cielo

 la vida bajo tierra

lujo
desagüe

cut upcut upcut up
  la sangre
 en la mano 
lo que quiero decir
 desordenado cuando
veo

cutup

el sol
 no quiero
//// no,
no,
no
la gargantilla
  heredada refleja la luz que termina por cegarme

letras que no conozco
 forman palabras que me resultan familiares.

y no
hay distintas voces
la
la
la pérdida de todo lo que creíamos importante.

cutup

todos los lugares, todos juntos, amontonados en donde termina el tiempo

los mil cuchillos en el cielo (y la suerte de los desafortunados)

  ///
un nuevo día que realmente no emociona a nadie.

      ¿y usted, a que le tiene miedo?

XI

polillas arrastrando pequeñísimos carruajes: el arribo la aristocracia de juguete

dirige la ceremonia el fantasma de un niño victoriano
   que se presenta ante una multitud de sillas vacías

mientras veinte bailarinas que usan un solo vestido colectivo performan una danza digna de una cajita musical,
   antes de terminar desmayadas por la explotación de sus monarcas.

orfebres de tecnología obsoleta hacen candelabros de diseñador
 para generar un incendio  
 que sirva como espectáculo final

la realeza se pasea alrededor de las caras de parientes que no vimos nunca emitidas en los televisores de tubo que ofician de portaretratos
  viéndolos con desprecio.

en contraparte, a otro lado de la habitación
   
   un pequeño sufre la crueldad de una guerra, intentando comer un pan duro mientras intenta encender un fuego en un barril
 usando la poca luz que el sol regala.

  la aristocracia se mofa de su pobre suerte
mientras ostentan su opulencia de chapas brillantes y polvos finos.

    la madera podrida y seca oficia de conductor
  y el fuego se expande de un barril desfondado
  
 llegando a donde el agasajo tiene lugar

 las polillas intentan volar, pero el peso del carruaje les tira para abajo
incendiando sus alas

   la muerte de la servidumbre
 los rostros de los reyes comienzan a derretirse por el calor

 las deformidades barrocas
     y la decadencia del imperio.

  el niño decide no usar lo último que le queda de agua para extinguir el fuego, por lo que corre y se aleja de una casa que nunca fue suya.

 el humo se pierde por el horizonte, esperando ser visto por alguien.

y el fin de la velada: magnicidio.