al borde
del hueco
los rastros de una soga se imprimen en mis manos.
la distancia sabe ser indistinta ante el avance de los cuerpos.
más allá
de las macetas agrietadas
las crecidas reclaman jardines inmaculados.
el río se agiganta
mientras nos vamos haciendo mas pequeños.
del barro
y del agua
en los baúles.
al sol
todo se dobla,
los pies mojados sienten el viento un poco más cerca,
y arde un poco mas cuando los tobillos se raspan por la maleza crecida.
el tacto es sensible a la humedad.
el piso parece desvanecerse.
quiero dejar de caminar y ver donde se hundieron las palabras que eran nuestras.
quiero poder arrojarme sobre el cielo
y que el aire me corte antes de que nazca una tormenta.
quiero poder petrificar nuestras miradas como las recuerdo
resguardarme en un eterno instante de confort,
había flores también en donde estábamos todxs.
no le hablo al silencio
sino que le grito sin derecho a réplica.
desmenuzo las paredes con mis uñas mutiladas,
escribo mi nombre para no olvidármelo de nuevo.
afuera es de noche hace un mes.
el viento se levanta por las rendijas de mi puerta;
los perros lloran cada vez mas fuerte porque no pueden encontrar la luna.
dentro
del hueco
mis manos están sangrando.
el cielo se encuentra fuera de mi casa golpeando cada vez mas fuerte una puerta débil y cansada.
las luces de mi casa están apagadas, pero aún así el aire se escabulle,
pero no me corta, ni me abraza
solo me reconoce como un cuerpo y me acaricia.
el fondo de mi casa va perdiéndose entre el agua.
el agua salada achica mis tobillos.
busco en donde rendir mi cuerpo para que alguien me sostenga.
creo verte en todxs aquellxs que te vieron.
a lo lejos creo que puedo distinguir la silueta de los árboles.
siento que ya lo vi todo a pesar de nunca haber estado acá y no saber nada de este lugar.