martes, 6 de agosto de 2024

07 - 08 - 24

conozco los ojos tibios,
este duelo que desguaza la definición de tu presencia.

conozco, también, la restricción,
el ejercicio de atarme de manos para prevenir
la resurrección de un eco que se me va escapando un poco todos los días.

me pesa la idea de ver un rostro ambiguo,
más aun la idea de que no haya ningún rostro que pueda verme
y que en su lugar, una voz llegue hacia mi a través de un sueño contiguo,
como un sentimiento sofocado dentro de oleajes plásticos.

no sé quebrar paredes inmutables,
no sé cómo rescatarme a mi mismo para volverte a ver.

ese soy yo,
cayendo del brillo
ausente llovido, el hábitat en el corte
donde estas filas de moscas drenan el milagro.

descalzo, trato de seguir huellas que imagino son tuyas,
el aire a veces sigue teniendo tu olor
y mis alas marmoladas solo sostienen un vuelo in situ,
el viento que respira detrás de mi quizás les puede hacer saber a los otros de vos.

no sé si olvidé el enojo,
solo veo un poco más de cerca.

de aquello que dejaste soy parte,
las huellas de nuestro cariño se extienden a lo largo del aire que creemos tiene tu forma
¿es esto un abrazo?
ya pasó tanto tiempo que cuando veo los vidrios chocándose,
sé que son los ojos los que se quiebran,
los que bajo la mesa llueven.

una mano se aferra de otra mano para no caerse,
una cabeza se apoya en un hombro para no ver el piso,
las lágrimas son de cera, son de aceite
al lado cantan el feliz cumpleaños,
nosotros también.