I
padezco el mal de estar presente
ante un desfile de choques múltiples,
preguntándome como pasar inadvertido
y repitiéndome: ¿con que culpa cargo yo a los leprosos, a los heridos?
si los muertos me han arqueado la columna
y no me han dado nada a cambio
más que privarme del cielo.
II
visto lágrimas de nylon negro
que compré
con la malversación de mis esperanzas.
arrastro el luto por toda mi casa,
a punto de embargarse,
mientras espero despierto que alguien arranque mi puerta de una patada.
no duermo
porque ya no hay nada que soñar.
III
un hueco se inunda
conmigo,
o sin mi
no hay diferencia,
jamás sedimentará lo que intenté edificar,
todo se derrumba.
IV
me hace reír
la vulgaridad que es pedir perdón
y la tragedia que es perdonar.
V
¿de que sirven sus condolencias, ahora?
nos, los hijos de la tragedia
nos hemos rendido
con nuestros labios cosidos a un suelo helado,
ante un infierno más grande que nuestro propio corazón
¿y dónde estaban sus plegarias entonces?
imploro que transpiren la sangre de los caídos
y lloren el ácido que ha marcado nuestra piel,
nosotros izaremos nuestras venas abiertas
a la magnificencia de la podredumbre
VI
asedio al infortunio: preguntarse por que jamás se pudo ser lo que se quiso de pequeño.
VII
nueva administración en tres actos:
no se les otorgarán rosas
a aquellos con las muñecas inmaculadas,
la soga que cuelga en el baño de la oficina
es de uso público,
un velorio por parte del personal
será requerido cada dos meses
por dos razones fundamentales:
- para avivar la moral
- y para recordarnos que somos efímeros y que la tierra en la que nos guardan, bien podría ser usada como urinal público.
viernes, 24 de noviembre de 2017
martes, 7 de noviembre de 2017
de araucarias muertas y refugios deshabitados
interrumpí mi bautismo
aferrándome a las bocas de una copa de bronce con restos de vino picado.
ya nadie me llamaba por mi edad,
sino que todos por mi nombre,
y yo que no era ninguno
bebí
por el miedo que significó someterse.
aquello: de como me tragó lo áspero
y de como me escupieron a la tierra de aquellos quienes olvidaron.
tengo los nervios muertos de tanto arrodillarme
¿quién toca ahora?
¿el evangelio según quién?
si yo lloro
y lloro
todos nos estan viendo, ya sé, pero
mamá, papá
yo no quería quemarme,
yo no quería cargar con lo que ustedes cargaron,
ni quería ser lo que ustedes me hicieron
¿de que sirve alivianar el peso de la cruz?
si la madera ya está podrida
y mi sentencia, ratificada.
-basta de hacer fila para morir-
no hay copitas de vino agrio sobre mis ojos.
hay ventanas a las que me negué
por no querer ver como muere el patio
hay un techo que se negó a mi
por no querer ver como dormía
(que cruel)
mis ojos
decretaron negarse
a todo.
si total ya no servían.
¿como iba retratar la casa en la que ya no vivo, cuando solo veo lo que hay bajo mi cama?
a artista frustrado, humedad fermentada
-receta de la familia-
(esto es:)
una heladera desenchufada,
una almohada donde se supone que está el congelador
una rata acariciándome el pelo
una puerta que es sábana,
unas bisagras sin dueño
y un techo que se me negó.
¿cuál es el nombre que llevo tallado en mis manos?
¿por qué me refriega su identidad cuando ni nombre, ni edad tengo?
¿a que puedo llamar mío?
esto: de como ser huésped y saberse solo
y de como las paredes se hacen mas pequeñas tras cada arañazo.
oigo a mis pasos desmantelar la pintura de las paredes,
las ratas abandonan sus guaridas
para refugiarse en cafés literarios "under" ubicados en los barrios mas conchetos de la ciudad
y yo, que vi a las mejores mentes de mi generación destruidas por la poesía de idiotas
digo: gingsberg, neruda, garcia marquez
digo: "hambrientas histéricas desnudas"
¿que profesan?
idealismo esotérico, misoginia
un anecdotario de como pudrir mentes de amor naif
o de revoluciones de fin de semana.
mantra: rechazar falsos ídolos
dios, tiren mis poemarios a la basura
y quemen mis bibliotecas
que yo haré lo propio con mi angustia
porque mientras
las paredes abrazan mi pecho,
mis manos están atadas,
y mi boca
amordazada,
mi corazón
se resguarda en algún antro donde le hacen promesas idiotas.
las ratas infestan mi sistema sanguíneo de dolor,
porque todo lo under que se vuelve chic
ha de ser martirizado
y se ha de encontrar nuevas rutas
para ser mejor que el otro
bajo una máscara empática,
de amor naif,
o de revolución de fin de semana.
dios, ya
quémenme
bautícenme si quieren,
la copa de bronce me ha bebido a mi a esta altura,
mis rodillas se estancan contra la mandíbula de algún tipo más débil que yo
porque así me siento mejor que el otro,
porque así me siento parte,
así no me duelen las arcadas por la noche en la casa de la abuela de mi mejor amigo
así no me duele que me vean así
-es decir-
católico,
con el uniforme hecho una pinturita
con la comunión y confirmación tomada
¿que soy?
¿una rata, acaso?
"¿por qué mejor no te invito a recitarte una canción desesperada a la parada de bondi mas cerca?"
¿y por qué mejor no me muero?
dios, que para ser el vómito de los demás ya tengo tres certificaciones distintas
- digo-
un daguerrotipo mío en la parroquia,
el santo de la miseria
sufriendo,
devorado por pueblos hambrientos como símbolo de entrega
y devoción.
¿devoto a que? ¿a quién si quiera?
no tengo techo que me cobije,
y aunque no haya pared que me contenga, no tengo dirección alguna.
mi patio muere
mientras yo cuento las larvas que crecen bajo el colchón
tengo el hombro desviado hacia abajo por 70 centímetros,
la cruz de mis ancestros.
ya no pregunto por qué cargar con ese peso,
si ya no importa.
y aún a pesar
de que mi patio quizás no haya muerto,
de que mi techo esté escondido en el baño,
de que mi corazón realmente esté en mis manos,
que no están atadas
a las que les hablo porque mi boca esta en libertad
y aún a pesar de que si se pueda salir
yo sigo preguntando: ¿a dónde?
¿o de qué? (cuanto menos)
¿qué acaso no es todo la misma fosa común?
¿no nos pudrimos en la misma ciénaga hirviendo?
-digo-
ratas,
eclesiásticos,
familia,
idiotas,
compañeros de la escuela católica,
quizás,
no sé
pero, ¿a qué puedo llamar mío?
¿esto de ser huésped y saberse solo?
¿y de como las paredes se hacen mas pequeñas tras cada arañazo?
¿o esto de verse rodeado de gente sin querer salir de mi casa mientras se cae a pedazos?
aferrándome a las bocas de una copa de bronce con restos de vino picado.
ya nadie me llamaba por mi edad,
sino que todos por mi nombre,
y yo que no era ninguno
bebí
por el miedo que significó someterse.
aquello: de como me tragó lo áspero
y de como me escupieron a la tierra de aquellos quienes olvidaron.
tengo los nervios muertos de tanto arrodillarme
¿quién toca ahora?
¿el evangelio según quién?
si yo lloro
y lloro
todos nos estan viendo, ya sé, pero
mamá, papá
yo no quería quemarme,
yo no quería cargar con lo que ustedes cargaron,
ni quería ser lo que ustedes me hicieron
¿de que sirve alivianar el peso de la cruz?
si la madera ya está podrida
y mi sentencia, ratificada.
-basta de hacer fila para morir-
no hay copitas de vino agrio sobre mis ojos.
hay ventanas a las que me negué
por no querer ver como muere el patio
hay un techo que se negó a mi
por no querer ver como dormía
(que cruel)
mis ojos
decretaron negarse
a todo.
si total ya no servían.
¿como iba retratar la casa en la que ya no vivo, cuando solo veo lo que hay bajo mi cama?
a artista frustrado, humedad fermentada
-receta de la familia-
(esto es:)
una heladera desenchufada,
una almohada donde se supone que está el congelador
una rata acariciándome el pelo
una puerta que es sábana,
unas bisagras sin dueño
y un techo que se me negó.
¿cuál es el nombre que llevo tallado en mis manos?
¿por qué me refriega su identidad cuando ni nombre, ni edad tengo?
¿a que puedo llamar mío?
esto: de como ser huésped y saberse solo
y de como las paredes se hacen mas pequeñas tras cada arañazo.
oigo a mis pasos desmantelar la pintura de las paredes,
las ratas abandonan sus guaridas
para refugiarse en cafés literarios "under" ubicados en los barrios mas conchetos de la ciudad
y yo, que vi a las mejores mentes de mi generación destruidas por la poesía de idiotas
digo: gingsberg, neruda, garcia marquez
digo: "hambrientas histéricas desnudas"
¿que profesan?
idealismo esotérico, misoginia
un anecdotario de como pudrir mentes de amor naif
o de revoluciones de fin de semana.
mantra: rechazar falsos ídolos
dios, tiren mis poemarios a la basura
y quemen mis bibliotecas
que yo haré lo propio con mi angustia
porque mientras
las paredes abrazan mi pecho,
mis manos están atadas,
y mi boca
amordazada,
mi corazón
se resguarda en algún antro donde le hacen promesas idiotas.
las ratas infestan mi sistema sanguíneo de dolor,
porque todo lo under que se vuelve chic
ha de ser martirizado
y se ha de encontrar nuevas rutas
para ser mejor que el otro
bajo una máscara empática,
de amor naif,
o de revolución de fin de semana.
dios, ya
quémenme
bautícenme si quieren,
la copa de bronce me ha bebido a mi a esta altura,
mis rodillas se estancan contra la mandíbula de algún tipo más débil que yo
porque así me siento mejor que el otro,
porque así me siento parte,
así no me duelen las arcadas por la noche en la casa de la abuela de mi mejor amigo
así no me duele que me vean así
-es decir-
católico,
con el uniforme hecho una pinturita
con la comunión y confirmación tomada
¿que soy?
¿una rata, acaso?
"¿por qué mejor no te invito a recitarte una canción desesperada a la parada de bondi mas cerca?"
¿y por qué mejor no me muero?
dios, que para ser el vómito de los demás ya tengo tres certificaciones distintas
- digo-
un daguerrotipo mío en la parroquia,
el santo de la miseria
sufriendo,
devorado por pueblos hambrientos como símbolo de entrega
y devoción.
¿devoto a que? ¿a quién si quiera?
no tengo techo que me cobije,
y aunque no haya pared que me contenga, no tengo dirección alguna.
mi patio muere
mientras yo cuento las larvas que crecen bajo el colchón
tengo el hombro desviado hacia abajo por 70 centímetros,
la cruz de mis ancestros.
ya no pregunto por qué cargar con ese peso,
si ya no importa.
y aún a pesar
de que mi patio quizás no haya muerto,
de que mi techo esté escondido en el baño,
de que mi corazón realmente esté en mis manos,
que no están atadas
a las que les hablo porque mi boca esta en libertad
y aún a pesar de que si se pueda salir
yo sigo preguntando: ¿a dónde?
¿o de qué? (cuanto menos)
¿qué acaso no es todo la misma fosa común?
¿no nos pudrimos en la misma ciénaga hirviendo?
-digo-
ratas,
eclesiásticos,
familia,
idiotas,
compañeros de la escuela católica,
quizás,
no sé
pero, ¿a qué puedo llamar mío?
¿esto de ser huésped y saberse solo?
¿y de como las paredes se hacen mas pequeñas tras cada arañazo?
¿o esto de verse rodeado de gente sin querer salir de mi casa mientras se cae a pedazos?
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)