viernes, 24 de noviembre de 2017

mi vida es un evento pay per view que nadie paga, ni nadie ve

I

padezco el mal de estar presente

ante un desfile de choques múltiples,

preguntándome como pasar inadvertido


y repitiéndome: ¿con que culpa cargo yo a los leprosos, a los heridos?


si los muertos me han arqueado la columna

y no me han dado nada a cambio

más que privarme del cielo.


II


visto lágrimas de nylon negro

que compré

con la malversación de mis esperanzas.


arrastro el luto por toda mi casa,

a punto de embargarse,

mientras espero despierto que alguien arranque mi puerta de una patada.


no duermo

porque ya no hay nada que soñar.

III


un hueco se inunda


conmigo,

o sin mi

no hay diferencia,

jamás sedimentará lo que intenté edificar,

todo se derrumba.


IV


me hace reír

la vulgaridad que es pedir perdón 

y la tragedia que es perdonar.


V


¿de que sirven sus condolencias, ahora?


nos, los hijos de la tragedia

nos hemos rendido

con nuestros labios cosidos a un suelo helado,


ante un infierno más grande que nuestro propio corazón


¿y dónde estaban sus plegarias entonces?


imploro que transpiren la sangre de los caídos

y lloren el ácido que ha marcado nuestra piel,

nosotros izaremos nuestras venas abiertas

  a la magnificencia de la podredumbre

VI


asedio al infortunio: preguntarse por que jamás se pudo ser lo que se quiso de pequeño.


VII


nueva administración en tres actos:


no se les otorgarán rosas

 a aquellos con las muñecas inmaculadas,

la soga que cuelga en el baño de la oficina

 es de uso público,

un velorio por parte del personal

 será requerido cada dos meses
   
por dos razones fundamentales:

- para avivar la moral


- y para recordarnos que somos efímeros y que la tierra en la que nos guardan, bien podría ser usada como urinal público.

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