I
decenas de manos de arcilla me van abriendo el pecho desde adentro.
mi corazón va volviéndose cera
el viento asfixia súbitamente la llama de una vela
que deja mi casa a oscuras.
II
bajo la mesa
se acurrucan
bandadas de aves pequeñas que silban canciones
que canté hace mucho tiempo atrás
y que ya no recuerdo
¿con qué mano puedo decolorar el cielo antes de que comience a llover?
III
tinta sangre,
bajo los ojos una mirada auténtica
mis recuerdos entre hélices oxidadas
y máquinas de guerra tejidas a mano
esperando órdenes.
¿es acaso esto lo que estaba buscando?
IV
las sombras están cerca, casi permeables
los ladridos siempre lejos.
en espacios que desprecian la permanencia
todo sonar sabe distinto
(véase: la acústica de los baldíos.)
V
abrazamos los que la fe nos supo arruinar
las ramas secas de un nido descompuesto
son ornamento para las cabezas de dos muñecas de trapo
casi enterradas entre un barro perezoso
¿por qué pregunto las respuestas que me niego a mi mismo?
VI
antes del desastre
quisiera
poder cortar el viento con los dedos y que el sol me obligue a entrecerrar los ojos.
quisiera que los cuervos se posaran en mis hombros
y me traigan regalos
quisiera poder nombrarlos
y que ellos me regalen un nombre, a cambio.
¿y ahora a que pared toca gritarle?
quiero oír una canción hasta quedarme dormido.
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