a través del biombo
solo importan las fábulas,
la arquitectura de la sombras.
¿qué quiero que me digan esas figuras?
recordarme quizás,
que un ojo es una plegaria abierta a la fuerza
con un péndulo en el centro que constantemente insinúa con acercarse.
el deseo está ahí,
en el momento en el que le doy una última mirada a la maravilla
entrecerrando las manos
para achicar la inmensidad
hasta que no haya nada.
el silencio posterior es húmedo y oscuro,
siento que quieren que les otorgue una parte mía a cambio, pero no estoy seguro de querer hacerlo.
un fragmento de nosotros vuelve al instante previo a la confesión.
detengo los labios para anclarme al momento en el que escuché tu nombre por primera vez,
a pesar de que aquella sensación ya se encuentre extinta.
la pronunciación en exceso lava cada vez más una imagen que antes era nítida,
pero que ahora se está resbalando no solo de mi boca, sino también de mi piel.
no quisiera otorgarte otro nombre,
porque sé bien que no sería realmente tuyo.
no quisiera volver a pronunciar tu nombre,
porque sé bien que no quiero perderlo.
el deseo sigue ahí,
a través del biombo
donde solo importa una imagen que fue tuya.
el viento no podría reprocharme si decido no moverme de acá.
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