la vigilia de un mundo
por una cabeza que reposa
sobre el calor del concreto
a media mañana.
el ruido
es la colisión de los mil vuelos de mariposas digitales
que desprendiéndose de mis dedos
buscan sacarle filo a la punta del aire.
el tacto es un alfiler hueco
el cuerpo se reúne,
el abrazo perfora.
la gentileza en los lamentos,
la devoción intacta por el mañana
y la promesa de un cielo que no conozco
que ofrece recolectar la pena
que llevo dentro.
máscaras son silencio
los bordes, un precipicio
donde la caricia ignora
tanto la firmeza,
como la caída.
enjambre,
templo vivo
pulsión constante de oleadas divinas
ante el peligro inminente.
las alas pellizcan pedacitos de cielo.
el espacio construyéndose sobre sí mismo
superpone nuestras memorias.
en los sueños somos lo que perdimos.
los ojos no solo buscan,
huyen o temen de igual manera en la que aman.