jueves, 28 de julio de 2016

El Dinamismo de las Víctimas

introducción al pánico: nací gérmen

[el génesis del no]

amargura en mis venas cargadas de noches
secretaban destrucción.

sé que viví

¿cómo? simplemente lo sé,

sé que dolí,
por ende, he vivido.

edifiqué yo solo mis ruinas,

mi mástil, apatriado, flameaba cuando grité.

[yo, mi herida]

mis ojos abiertos, libertarios,
reían cuando sucias ratas me fusilaban en cloacas que fueron mi hogar

mi sangre desteñida en un mar pútrido, cadavérico,

pero, ¡ay!
en la muerte, tanto olor a verbo había.

mártir del caos, antes que este último se ordenara

(que pena da realmente la burocratización del desorden)

aún así, apenado de pesadumbre
los cuervos extendíanme su amparo,

mi inocencia: esas alas negras, hechas de finitísimas almas, acobijándome

mi confianza: picos afilados cual abismo, que me devoraron y regurgitaron.

mi carne vomitada, despreciada

la esencia mía, impresa como aguafuerte en su vuelo
remontando cada vez más alto,

yo, quedándome con mi cuerpo en las manos, hundiéndome

ni suscitaba, 
siquiera.

mi ceguera: la credulidad mía aún pisando esta tierra, anhela engaños.

(ilusión migratoria)

los vértices de mis imaginarios,
eran solo disimulos de mis principios,

[una vez que uno se engaña a si mismo, eso lo persigue toda una vida] 

me traduje en idiomas,
aún no teniendo en claro quien era realmente

fui tacto, fui mirada

y era la palabra, mi lengua madre -soltera-

¡que de mi si hubiese nacido mudo!

[huérfano sin quien lo adopte]

- mi imaginario me sigue persiguiendo -

tanto que lo estimo a veces,
cuando gracias a el apunto una cuchilla ante mi garganta.

pero vivo aún,
y sé que vivo porque hablo

y hablo porque no me degollé.

pero sigo estancado,

mis pies sobre la tierra -en contra de mi voluntad-

mi inocencia perdida
y mi pulmón humeando por culpa de cinco balas diminutas.

-pienso-

si el desagüe hubiese sido donde ocurrió el diluvio que la biblia profesa,
noé seguramente se hubiese vuelto poeta

y hubiese cantado mil versos a cerca de las ratas
y las mujeres
y la crueldad de este mundo

y baudelaire no hubiese escrito nada.

es el vacío de la posibilidad lo que impulsa al imaginario

el vacío alimenta,
tanto como la angustia da vida

es la sed por la que escribo,

es el dolor por el que vomito carnes ajenas,

y emprendo vuelo dejando a los demás con su cuerpo sobre sus manos
(he ahí mi resentimiento)

es el dolor por quien me muevo,

por lo que me edifiqué solo en mis ruinas,
para no pasar por una etapa de lento deterioramiento,

porque yo ya nací muerte,

y en mis venas corre libertad,

verted en ellas la corriente de un vino picado, podrido, maloliente
junto con la facultad de un gemido,

carguenlas de noches plagadas de violencia

y que mi sangre destruya 
y carcoma mármol como ácido.

entreacto del vacío: crecí como ausencia

[éxodo de fragmentación]

mis muñecas lloran resaca,
vomitando furia vencida.

sé que viví

¿cómo? simplemente lo sé,

sé que dolí y sé que duelo
por lo tanto, viví

y sigo viviendo,

gracias a la sed del vacío,
a la angustia que acaricia mis índices,


a la tensión pulsante,

de un dolor
que ya es mío.

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