domingo, 14 de enero de 2018

hoy no

I

¿quién osa interrumpirme mientras confieso mis miedos?

¿es que acaso la crueldad de ser tan vulnerable me ha quemado la piel?

mi sombra bajo la sombra de la cruz
no tiene nombre,

mi hombro pesa

y mi boca, cocida por los hilos
que ataron en los hocicos de los perros 

que fueron sacrificio por la vergüenza que significó ocultarse,

solo dice muerte, dolor.

solo digo miedo, muerte, culpa, dolor y piedad

para nosotros, 
los enfermos.

II

esperanza: transición de lo deseable a lo excremental.

-de como pararse sobre una montaña de residuos y aún sentirse el rey del mundo-

la decadencia de un futuro cercano
es más reconfortante que un diagrama del corazón más puro,

porque bien podríamos ser aquella edad que nos falta

o aquellos quienes han de vestir las rosas más elegantes del mausoleo.

III

lo sagrado y lo obsceno se solapan
en lo que significa un gozo petrificado.

crucifijo inmaculado
de afán masturbatorio.

no hay garantía alguna de salvación eterna.

IV

en nombre del padre ausente,
del hijo bastardo

y del espíritu sin cielo.

ah,
meh.

V

proclamación: 

vístanme con una corona de alambres electrificados
y arrópenme con una sábana de vergüenza.

tómenme de rehén, 
y ahóguenme mientras porto la carencia de mi identidad.

y por último,

tírenme donde le pueda devolver a la tierra 
lo que ella verdaderamente me ha dado

una mala cosecha con mi nombre, que signifique una eternidad.

VI

la estética de la crueldad: romperle una botella de vino en la cara a alguien y que no pruebe ni una sola gota.

VII

¿cómo medir las consecuencias de ser huésped furtivo dónde no se es llamado?
¿cómo sincerarme ante un rechazo?

¿de qué sirve confesarme realmente, cuando nadie escucha?

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