lunes, 14 de mayo de 2018

anecdotario de como pienso que va a terminar todo

son las 5:38 AM.

hace dos días no me levanto de la cama.

recreé figuras humanas con aspecto similar al de mi reducido círculo íntimo
con los desechos de mi incontinencia urinaria y fecal

solo para no olvidarme de como lucía.

huelen mal
como yo.

una costra de mugre queda inmortalizada en las sábanas que no cambio hace diecisiete meses

hay agua salada en la almohada, fermentándose

y envases rotos de cervezas que consumí calientes y acostado 
mientras el techo me decía y me repetía que si yo estaba así, era por gusto no más.

mi colchón es un cenicero
y casi me auto-inmolo en 5 ocasiones

pero no me causó tanta molestia porque dejé la ventana abierta en medio de una inundación que se sucedía afuera, pero yo ignoraba.

ahora no puedo hablar sin tiritar, 

una secuela y un aviso de una potencial hipotermia, supongo yo.

son las 5:40 AM

y me estoy levantando de la cama,

toco tierra firme por primera vez en más de 48 horas y siento una electricidad que parece arrancarme los tendones,
primero el izquierdo porque intuyo que hoy no va a ser un buen dia.

mi alfombra está gris de ceniza
con centenas de lunares negros encima de ella, pululeando de acá para allá.

los pies están cubiertos con medias que no ocultan la mordida de las pulgas

y no caminan de no ser por las manos, agarrando los gemelos petrificados para marcar el paso.

ahora,

esos mismos pies con esas mismas medias
están mojados, están mojadas

y mis rodillas imitan dos colillas de cigarrillos acabados, destrozadas, maniatadas y mojadas (de nuevo).

mis pies húmedos,
blanquitos de aislamiento con venitas negras de úlceras

piden clemencia,

mientras mis piernas, amarronadas, llenas de quemaduras, cortes y hematomas 
solo están exhaustas de haber caminado tanto.

son las 5:43 AM.

mi cabeza está anudada por finitísimos hilos de porcelana que no pasan por el umbral de la puerta.

hay un hilo en particular que me lleva o al menos trata de guiarme
pero no sé a donde,

no sé si quiero seguirlo

sé que hay algo que tira, que tira, empujando mi pecho a salir de la pieza,
pero no sé a donde,

no sé si quiero seguirlo
no sé si queiro salir de mi pieza.

y no sé donde termina este dolor esto que tengo dentro,

es decir,
estos mismos pies con estas mismas medias
mojados, mojadas

y una filtración en mi cocina que da refugio a toda esa lluvia podrida que no sabe donde caer muerta
y que mata la madera de mi piso

y la achicharra

y la desprende

y hace que me corte estos mismos pies
y raja estas mismas medias

y tiñe de sangre el piso lleno de recortes de diario del dia en que naci donde guardaba mi esperanza.

son las 5:48 AM.

estoy tirado en el suelo, hundiéndome a medida que entra la lluvia.

mi mano 
toca mi pómulo derecho.

lo toca como quién acaricia un televisor con un martillo.

un lado de mi cara está ahora mas dentro mío,
lo siento,

siento el hueso astillado intentando penetrar a la fuerza mi mandíbula,
mis encías sangran

mientras mis dientes se desentienden del asunto.

en mi pecho
tengo en exhibición
un tenedor y un cuchillo clavados minuciosamente,

toda la vajilla resquebrajada, pulverizada, sobre mis clavículas
como querubies de loza

y el plato más caro, descendiendo dificultosamente por mi tráquea.

son las 5:56 AM.

me convenzo a mi mismo de que si pudiese viajar al pasado, haría las cosas mejor, pero en el fondo sé que es mentira.

son las 5:57 AM.

son las 5:58 AM.

son las 5:59 AM.

estoy entredormido.

al agua comienza a querer entrar en mis fosas nasales y en mi boca,
yo solo respiro.

repito mi nombre para no olvidar que a esto lo merezco,

no voy a llamar a nadie porque temo ahorcarme con el cable amarillento de un portero que no funciona,
además en la calle ya no hay quien viva.

el agua sube por el ascensor.

miro el reloj, 
son las 6:00 AM.

afuera hay gente que lo perdió todo.

me encantaría que sepan que acá dentro también.

caigo en cuenta que no hablo, sino que susurro como telegrama.

lo importante es conciso, o sino solo es poesía con la que nunca vas a llegarle a nadie.

y yo hurgando en mi pecho para dar lo mejor de mi,
solo consegúi llenarme las manos de bilis negra.

no crean en lo que las poesías les dicen.
no crean en lo que les hayan dicho.

porque la poesía es esto.

es la cabeza sepultada en un agujero que es húmedo, que huele a tierra infértil
que está lleno de todas las veces que te desilusionaron cuando eras pequeño,

de todas esas veces en las que estuviste al borde de la muerte,

de todas las veces que te rechazaron,

de todas los momentos en los que no fuiste suficiente.

de todos los momentos en los que decepcionaste a otros

y de todas las veces en las que te decepcionaste a vos mismo.

son las 6:02 AM

dos tiros que fueron disparados a dos cuadras de mi departamento me despiertan, pero al no ser mi cavidad torácica la dañada, no me alegro.

las sirenas penetran en mi cráneo como un torno.

quiero ignorar como va a terminar todo,
no quiero despertarme nunca.

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