I
hay siete dagas clavadas en el mismo punto del pecho de una figura de la vírgen.
los mangos de las finitísimas armas
tienen un rosario enredado entre sí con la cuerda desgastada, a punto de cortarse.
el confesionario vacío se traduce en que ya no queda nada más por qué rezar
¿y por qué rezar?
los largos bancos de madera hinchada aún guardan las hendiduras de las rodillas más frágiles.
hay una pared que anuncia la ausencia de un crucifijo.
el rosario se rompe
dejando caer sus cuentas que se esparcen como granos de arroz viejo por el corredor.
no hay padrenuestro,
no hay ave maria,
la sangre de los ojos de la vírgen
se escapa por las rendijas de un desagüe, mojando mis pies a su paso.
las dagas se desprenden y se incrustan en las varices de mi pie izquierdo
al mismo tiempo que la estatua cede por demolición planeada,
la sangre se contamina y ya no se traduce como nada
no se entiende como algo,
porque ahora mismo podría ser la última manifestación de lo divino
o bien,
desechos del baño tapado de una estación de servicio escondida en el medio de la nada, que buscan salir al mundo.
II
hay quienes no se saben como alguien,
luego estoy yo, que no dejo de repetir la ausencia que significa olvidar decirse.
estando acá,
queriendo irme.
existe la urgencia de quedarse quieto al borde del mundo
con la boca atada por alambres rotos y re(h)usados
que lo único que asegura es que la voluntad sea,
inevitablemente,
quebrada
así al caer,
nadie se dará cuenta de que verdaderamente me he hundido
y he tocado fondo.
así, pasando los días distinguiendo temores entre los temores,
evitando hacer frente a la idea de hacer frente a algo a lo que le temo.
soñando con un hombre, que entiendo que soy yo,
el cual entierra su mirada entre los restos de un jardín infértil
prometiendo
jamás volver a caer
en el horror que significa buscar un hogar en el que ya sé que no queda nadie
y estar ahí
y querer irme.
III
extender mi mano
para que la picoteen los cuervos
e interpretar disonancias con mis venas abiertas.
ó
dar mi espalda como ofrenda
para que aniden los ecos de lluvias más duras.
no hay diferencia.
no hay forma de no doler al ofrecerse.
IV
re-ordeno trozos despedazados de viejas fotos familiares mal encuadradas.
todas las personas que no conozco,
que no recuerdo,
que me alzaron en brazos
portan sus rostros cortados.
toda mi familia
decapitada
y yo, ahí
en los brazos de nadie,
mirando al cielo.
V
toco la noche con las mismas manos con las que me aferro a la miseria.
cuento las manchas de humedad sobre mi almohada
imaginando pinturas de un mundo flotante entre las manchitas de moho.
mi ventana da a un pulmón de un edificio que sabe bien como esconder el horizonte,
mientras otra ventana, en paralela a la mía
alberga una cocina inundada.
una luz sucia alumbra las pequeñas oleadas de agua podrida,
una luz casi tan sucia como esa cocina
una luz que en su pantalla guarda guarniciones enteras de insectos que volaron hasta quemar sus alas.
por los espacios de las baldosas de mis paredes
filas y filas de hormigas caminan y organizan como tomar control de las sobras de una cena de la cual no probé un bocado y dejé morir a la intemperie hace ya dos semanas.
hay moscas volando sobre el cadáver de mi gata, que estaba harta de esta vida.
toco el interruptor de la luz de mi cocina con las mismas manos con las que toco la noche, que son las mismas con las que abrazo a la miseria.
y la abrazo por no saber de algo mejor.
la noche me quema, me corta, me arde, me escupe en la cara y me arroja desde la terraza de mi edificio.
la miseria solo mora.
la miseria solo mora, mientras la pantalla de la luz va hacinándose de cuerpos de insectos caídos,
atraídos por la idea de un calor mas intenso
la miseria solo mora, mientras los platos comienzan a llegarme a las rodillas
y el desagüe colapsa en mi cara.
la miseria solo mora, mientras la abrazo aún mas fuerte,
mientras me resbalo de ella
y caigo en un agua sucia, casi tan sucia como la luz, con las moscas migrando del cadáver de mi gata, que se descompuso hacia el piso de abajo, con la misión de tapar el sol
y el edificio de enfrente, bien sabe cubrir el horizonte
y la miseria solo mora, mientras la noche arde, arde, arde,
y me asfixia
y me ahoga arrastrándome a un punto donde no existe mas que agua, mas que platos y donde la luz, bien se ha quemado o finalmente alcanzó el cupo de insectos practicando adoración post-mortem necesarios para privarme de brillo.
después de eso, ya no queda mucho más,
la noche sigue ahí,
presenciando como alguien más ve mi cocina desde una ventana.
VI
¿era esto, entonces?
ambos sabíamos que no era suficiente.
VII
entre los escombros
hay algo que no distingo,
mi nombre entre los cimientos.
las labios cocidos con cera
murmuran una canción que cantaban en la infancia del mundo.
los ojos se pierden más allá de los párpados para ver destellos que les devuelvan la esperanza.
de mi boca emergen gritos,
que perdiéndose entre las viejas paredes de mi primera casa,
crean ecos que asustan a los carroñeros.
la última silla en pie, con mi nombre tallado en su respaldo,
me ofrece una vista privilegiada
de los últimos días.
VIII
tu boca no dispara
porque duda.
IX
01110011 01101000 01110101 01110100 00100000 01100100 01101111 01110111 01101110.
lunes, 16 de julio de 2018
domingo, 1 de julio de 2018
cincuenta y seis minutos deseando estar en otro lugar
me despierto
reconozco a los extraños,
pienso que he sobrevivido a la destrucción.
me veo
y otra vez me dormí vestido,
y otra vez hay niebla afuera.
por ahora todo va bien.
otra vez no me cambié de ropa
y otra vez la niebla me da miedo.
por ahora todo va bien.
-runtime err0r-
hoy me corté la mano.
no me dolió hasta después de algunas horas
cuando recordé que me la había cortado.
¿por qué me corté la mano?
nadie entra, ni sale de mi casa hace tres días.
mi mano derecha le pregunta a la palma de mi mano izquierda si estaría dispuesta a realizar una rueda de reconocimiento entre sospechosos.
me dice que teme por su familia, que es, curiosamente, la mano que la interroga.
ambas se funden en un abrazo,
la sangre seca se le queda pegada a la palma derecha.
llevar la herida del otro.
hay dos líneas en mi mano izquierda que se le agregaron a mis antiguas cuatro lineas que llevo desde mi nacimiento,
quizás yo realmente pueda decidir mi futuro,
si es que mi futuro ha de tratarse de auto-mutilación y ausencia de memoria.
de todas maneras, ¿qué mas da el futuro? si hoy no puedo salir a la calle, tampoco quiero.
la niebla me da miedo,
me hace vulnerable porque no puedo ver más allá de mis propios pasos
y me asusta tenerme de referencia a mi mismo.
la mano grita, ríe.
se ríe de mi.
y yo sé que lo merezco.
por ahora todo va bien.
ahora es de noche
y estoy alrededor de muchas personas que conozco,
que quiero,
pero aun así no me siento bien,
sé que no quiero estar acá
y es mi casa.
estoy escuchando anécdotas sobre accidentes viales que entreoigo por decisión propia.
no me interesan.
siento que la conversación cambia de tema cada vez que abro y cierro los ojos.
ah, debe tener implicancia la idea de la integración voluntaria como elemento base de la felicidad.
sé exactamente como estar donde no quiero.
abro los ojos.
los cierro.
estoy viendo como el mismo vino que me serví hace 20 minutos asesina a los dos cubos de hielo que le arrojé dentro para que mitigue el calor que significa mantener esa botella de vino al lado de un caloventor.
es invierno.
el frío sabe bien como doler.
y ahora estoy en instagram y debe significar algo que mencione instagram en una poesía porque detesto mencionar redes sociales o cosas por el estilo en las cosas que escribo,
pero debe significar algo porque estoy viendo los perfiles de mis ex-compañeros de secundaria y lo estoy escribiendo
y los estoy mirando
y no sé porque los estoy mirando,
pero pienso, dios,
realmente la secundaria deja secuelas.
leo cosas que no me interesan,
y no sé porque sigo leyendo, cuando realmente no lo estoy haciendo, no sé porque estoy haciendo esto.
siento que algo de todo esto está roto,
que algo no debería ser así.
no se siente fluido.
hay cortes.
como si realmente fueran importante las cuidadosas elecciones de palabras que uso.
como si no supiera hilar bien mis ideas.
como cuando sentís que te han desarmado y no te han re-ensamblado correctamente.
como cuando hay una pieza que falla (claro, acabo de decir que algo se sentía roto, idiota, pero no es tiempo de arrepentimientos)
como cuando hay cucarachas trepando tu brazo por no haber limpiado tu cocina por meses y sentis algo de calor en el abrazo de su seis patas.
está mal.
como cuando te despertás un día
y reconoces a los extraños
y pensas que has sobrevivido a la destrucción
aun sabiendo que no es así.
reconozco a los extraños,
pienso que he sobrevivido a la destrucción.
me veo
y otra vez me dormí vestido,
y otra vez hay niebla afuera.
por ahora todo va bien.
otra vez no me cambié de ropa
y otra vez la niebla me da miedo.
por ahora todo va bien.
-runtime err0r-
hoy me corté la mano.
no me dolió hasta después de algunas horas
cuando recordé que me la había cortado.
¿por qué me corté la mano?
nadie entra, ni sale de mi casa hace tres días.
mi mano derecha le pregunta a la palma de mi mano izquierda si estaría dispuesta a realizar una rueda de reconocimiento entre sospechosos.
me dice que teme por su familia, que es, curiosamente, la mano que la interroga.
ambas se funden en un abrazo,
la sangre seca se le queda pegada a la palma derecha.
llevar la herida del otro.
hay dos líneas en mi mano izquierda que se le agregaron a mis antiguas cuatro lineas que llevo desde mi nacimiento,
quizás yo realmente pueda decidir mi futuro,
si es que mi futuro ha de tratarse de auto-mutilación y ausencia de memoria.
de todas maneras, ¿qué mas da el futuro? si hoy no puedo salir a la calle, tampoco quiero.
la niebla me da miedo,
me hace vulnerable porque no puedo ver más allá de mis propios pasos
y me asusta tenerme de referencia a mi mismo.
la mano grita, ríe.
se ríe de mi.
y yo sé que lo merezco.
por ahora todo va bien.
ahora es de noche
y estoy alrededor de muchas personas que conozco,
que quiero,
pero aun así no me siento bien,
sé que no quiero estar acá
y es mi casa.
estoy escuchando anécdotas sobre accidentes viales que entreoigo por decisión propia.
no me interesan.
siento que la conversación cambia de tema cada vez que abro y cierro los ojos.
ah, debe tener implicancia la idea de la integración voluntaria como elemento base de la felicidad.
sé exactamente como estar donde no quiero.
abro los ojos.
los cierro.
estoy viendo como el mismo vino que me serví hace 20 minutos asesina a los dos cubos de hielo que le arrojé dentro para que mitigue el calor que significa mantener esa botella de vino al lado de un caloventor.
es invierno.
el frío sabe bien como doler.
y ahora estoy en instagram y debe significar algo que mencione instagram en una poesía porque detesto mencionar redes sociales o cosas por el estilo en las cosas que escribo,
pero debe significar algo porque estoy viendo los perfiles de mis ex-compañeros de secundaria y lo estoy escribiendo
y los estoy mirando
y no sé porque los estoy mirando,
pero pienso, dios,
realmente la secundaria deja secuelas.
leo cosas que no me interesan,
y no sé porque sigo leyendo, cuando realmente no lo estoy haciendo, no sé porque estoy haciendo esto.
siento que algo de todo esto está roto,
que algo no debería ser así.
no se siente fluido.
hay cortes.
como si realmente fueran importante las cuidadosas elecciones de palabras que uso.
como si no supiera hilar bien mis ideas.
como cuando sentís que te han desarmado y no te han re-ensamblado correctamente.
como cuando hay una pieza que falla (claro, acabo de decir que algo se sentía roto, idiota, pero no es tiempo de arrepentimientos)
como cuando hay cucarachas trepando tu brazo por no haber limpiado tu cocina por meses y sentis algo de calor en el abrazo de su seis patas.
está mal.
como cuando te despertás un día
y reconoces a los extraños
y pensas que has sobrevivido a la destrucción
aun sabiendo que no es así.
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