I
el riesgo
de abrir los ojos
y verse escapar ratas de los cuerpos
de las noches (por las noches)
que nadie puede (o pudo) oír.
II
el primer recuerdo: un incendio en un parque
la infancia con olor a plástico quemado (número 7)
los recuerdos no biodegradables.
los pedidos de auxilios que se mezclaban entre la ceniza de un tobogán,
la ropa que sigue colgada en el tender desde entonces
y una tormenta que bien aún puede venir
como no.
III
irrumpir
para refugiarse en un monoambiente envuelto en plástico
(con sus burbujas explotadas por el ocio)
no brinda esperanzas de ningún tipo.
porque de cualquier forma todo se va a terminar por romper
(todo por romperse, termina; también podría haber sido una formulación válida, aunque más rebuscada)
"el fabricante no se hace responsable de los daños ocasionados por otros usos o una manipulación indebida".
a veces es bueno tocar primero.
IV
seminario: el constante impulso de mitologizar lo que no comprendemos del todo bien y la idealización como sinónimo contemporáneo en la búsqueda de un confort inexistente.
V
contrapropuesta: un montón de palabras que no signifiquen nada pero que transmitan aires de una supuesta superioridad intelectual y una mínima noción de cumplimiento de una vaga noción creativa para mediocres como yo.
VI
corolario: y formatos de poesía que se asemejen a pozos mientras se transita la ruta con el paisaje más aburrido del país.
VII
sigo queriendo encontrar pedazos de mí entre las palabras que digo, pero que cada vez entiendo menos,
pero que sé que si no digo van terminar por comerme desde adentro
escapándose de mi cuerpo (la noche) como ratas (por la noche)
sin siquiera velar por un amanecer,
erizando el suelo de muerte
y recluyéndose donde nadie pueda oírlas.
aunque quizás si estén mejor ahí.
(acá tampoco estoy).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario