viernes, 30 de junio de 2023

sobre arterias residuales

si el fin del mundo es canción
¿qué escucho ahora?

si son los relinchos que como tierra húmeda se entierran en el cielo
las herraduras apretando este pecho
fuerzan bocanada áspera,
dicen destino fortuito

silencio!

ahora sí! 

dicen que los lobos aúllan
al oír la afinación de un aullido mayor

dicen que lo que creemos imperturbable está a punto de perder su quietud

dicen que de la ladera
más empinada del valle, algo se dispone
a rodar
sobre nuestras cabeza.

dicen dicen dicen

y los murmullos suenan a sangre
repicándose en eco,

si son mi sangre vendrán a mí
si son mi sangre harán de ustedes un vestido
para portarlo yo y hacer de ustedes mi instrumento

las voces lejanas responden en lluvia
las voces cercanas me cobijarán.

la pelea más ardua es la que de cerca parece un juego

esa es otra de sus tácticas

si presto atención de más me trabo,
dudo,
vacilo
en órbitas inexactas
que me dejan agobiado.
pero en movimiento

como caer dormido por un tubo de acrílico infinito.

y no sé que pasaría
si entre la posibilidad busco luces,

con las frecuencias acariciando las yemas de mis dedos

¿podría envolverme de voltios?

y explotar
y caer suavemente
con esa delicadeza que tienen
las pequeñas notas de amor y de cariño
sobre las palabras que te dijeron toda la vida.



escrito con palabra hueca

miércoles, 7 de junio de 2023

dentro del hormigón, pequeñas grietas se expanden por el ruido

mi piel se hace remolinos cuando
mis pensamientos raptan la vulgaridad de lo cotidiano,

el amor
suena tan alto cuando
los acróbatas
acarician lo inalcanzable.

desplomarse es un ejercicio que siempre debe practicarse con los ojos cerrados
para no olvidarse el momento donde todo era posible.

la cacería siempre es la necesidad,
la sangre resbalándose de mis dientes es una consecuencia
de mis apocalipsis heredados
estallando antes de tiempo.

rompiendo el sigilo se quiebra el juego,
no hay nada divertido en lo automático.

hurto bromas
despellejo risas ajenas
el aire conoce mis palabras

traslado muecas a través de informantes,
el abanico de flores secas no empuja la espuma
de nuevo hacia el corazón del mar.

cada ángel de porcelana es un terror
cada centro de mesa en cada casa escondida arde
cuando pienso en nada
y en la posibilidad de ser salvado
y en lo pragmático que es evadir
cuando todo alrededor te daña.

quiero unirme a quienes bailan entre la sal
quiero ver arder mis pies
y contorsionar mis brazos
para confeccionar mi propio idioma.

la respiración arrea los costados de la cama
los cercos inútiles para mis sueños
en los que sigo cayendo
con los ojos cerrados

esperando que haya una red abajo
del mar de faroles cuyo calor
repiquetea en mis pestañas,
pero no me contiene
del todo.