las microcaídas
las despedidas
la sangre maleable,
hematoma con forma de suerte // las imposibilidades
días calendarizados en el techo, fisuras que susurran: "amor, amor, amor".
luego los olvidos, las lagunas, el contacto quebrado, los intentos
de disolver lo elástico de aquel momento y volverlo
el centro de la mesa que compartimos.
no hay cielo para un amarillo desprolijo, si no quema
no lo quiero, la contorsión de la piel abrasada
oficia de hélice para espantar bichos.
la decoración son mudas
que caen al piso, en los huecos fue donde olvidé
la palabra que iba justo antes de la colisión,
no veas mis manos, no busques
entre los parches de mis sueños
sin antes saber
como tender puentes.
la colección de cantos de grillos que nacen cuando se lavan los platos
la canilla decapitada, el piletón tibio
enjambre, nado sincronizado
mis uñas son remos desprendiendo
el alimento del coral de nylon.
mis labios se formaron en balbuceos,
un cuchillo hace palanca entre las vértebras de carne,
los buscadores de tesoros y un collar de suavidad
para el ensayo del calor análogo.
la simulación de la fiebre me pide que le muestre un cuerpo.
la orilla fue la primera que conoció la maldad
de la mano del santuario donde reposaba la asfixia.
mi dedo recorrió
la circunvalación del dolor,
edificada después de la compresión bruta,
preguntándose todo el camino si se había pasado la salida correcta.
busco una semblanza describiendo lo inmóvil
para dar cuenta que yo también soy parte del presente.
los retornos disminuyen
hasta que la espera es la única que queda.
por suerte sé que hay un mundo que está viniendo.
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