miércoles, 25 de febrero de 2015

Cuerpos

manos,
desgarren ya,
la piel de este cuerpo;
mi cuerpo;
tu cuerpo,
es solo perpetuidad;
encierro,
aprisiona ya,
a esta credulidad,
que habita en este cuerpo;
que tan ingenuo ha sido,
y que en tristeza lo han vuelto;
y bocas,
beban ya,
de la sed de esta vida;
y dejen un beso en su piel,
quien comprenderá la despedida,
será la mirada quien vea la huella,
marcada tiernamente en la arena,
de este desierto,
que antes,
era vida;
y días,
huyan ya,
del tiempo de este ser,
así sabrá;
los minutos mueren,
al momento que otro va nacer,
y tu perpetuidad,
es solo posible gracias al recuerdo;
que dejarás,
escondido bajo la fría mirada,
de los ojos que recorren tu piel;
y cuando aquellas miradas se apaguen;
junto con la llama de tu vida,
sabrás,
que incluso la perpetuidad,
conoce el fin de la misma;
y vientres,
conciban ya,
a los hijos,
que las cicatrices de estos cuerpos,
consigo, en sus pieles;
llevarán,
y durante aquel lapso donde sus corazones latirán;
creerán, inocentemente, que son eternidad,
hasta desentenderse;
con su ser;
donde el alma escapa,
pero el cuerpo aguarda,
para volver fértil este suelo;
y la sed;
en ellos,
deja su último beso,
y aquellos cuerpos;
dejan de ser tierra,
para convertirse en desierto;
y por fin,
ser eternos,

No hay comentarios.:

Publicar un comentario