lunes, 13 de marzo de 2017

las maderas de pisos de hoteles baratos crujen como terremotos

auto-retrato

cianotipo de mi arquitectura
escupida de humedad.

azul, azul,
tanto quisiera cielo

un nombre
 un cariño

o tener hombros para mantener mi cabeza erguida

y no hundida
entre tanto llanto
y sábana arrugada y colchón húmedo.

(quiero decir/digo/me gustaría que)
ya no me llames

me gustaría decir que ya no respondo a nada.

auto-compadecerse

en ese espejo 
no sé verme.

azul, azul
tanto quisiera suelo

poder obedecer
trasgredir

u ofrecer mi corazón al musgo petrificado
de una piedra ya extinta.

abrazar a quien tiene frío

incendiar la piel

la mía,
la ajena 

para no suscitar temor alguno
cuando aquel frío que cierra súbitamente mis venas al vacío,

hace caer mis labios
y me triza los ojos

me termine por partir el alma.

ahora,
roto, me digo

¿soy siquiera eco
de la barahúnda que me rodea?

nadie parece verme

¿mi rostro habrá sido mutilado por la espera?
¿será mi hueco en el pecho, ahora madriguera de ratas?

que crudo es el invierno.

mi carne es roble podrido
y no sé aferrarme

y no sé aferrarme
y no sé aferrarme

y todo el mundo ya me ha soltado
y quizás he perdido todo este tiempo buscando algo
o alguien 
o lo que fuera.

me gustaría poder decir que ya no respondo a nada

me gustaría  poder decir que ya no me llames
y que ya no respondo a nada

me gustaría poder aferrarme
a la idea

de que puedo aferrarme a algo
o a alguien
o a lo que fuera.

me gustaría saber verme en un espejo
y no siempre ver mi cuerpo de espaldas

ahogado en un suelo plagado de furia

me gustaría saber verme en el cielo
o en un suelo que no sea nocivo

y saber aferrarme

me gustaría saber aferrarme a un nombre
y a un cariño

y tener mi cabeza erguida

y alzar mi voz

diciendo que ya no me llames
que ya no respondo a nada

y que nada me remuerda, ni me carcoma,
ni me parta

ni me mate poco a poco,
después de eso.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario