lunes, 17 de julio de 2017

arquidiócesis de la anti-permanencia

I

frigorífico sellado al vacío.

yo, colgado del pescuezo,
fotocopiado treinta y tres veces,

bajo cero.

un gancho 
en mi mandíbula

es lo único que me hace sonreír.

II

un ascensor detenido
entre la planta baja y mi rostro.

diecisiete pisos separados por peldaños de tierra,

las manos hastiadas,
mis rodillas carcomidas por gusanos de seda.

una puerta destrozada, 

que tiene tallada en su madera podrida,
un padre nuestro.

ojalá sea mi hogar.

III

terminal desierta.

cigarrillo número cuarenta y siete.

cae lluvia, de repente.

cigarrillo número cuarenta y ocho, no
cigarrillo número cuarenta y nueve, no.

me refugio del agua helada.

cigarrillo número cincuenta.

sé que no se puede fumar dentro
pero no hay nadie quien me detenga.

las palomas anuncian que hay semanas de demora en todas las líneas.

¿significa tanto irse?

porque quedarse solo es esperar a que vuelvas.

cigarrillo número cincuenta y uno.

mi lengua oficia de cenicero para no decir
lo mucho que te extraño.

IV

un estacionamiento sin nombre
donde me refugio para no ver mi rostro

en vidrieras de plástico.

ya no existe mi sombra,
el concreto movedizo la devoró semanas atrás.

¿para qué pedir ayuda?

el cielo me extiende su mano
y me abraza

y me quiebro.

V

andenes 
de recorridos equivocados.

23:00 pm

ya es demasiado tarde incluso para ir a donde no quiero.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario