martes, 31 de marzo de 2020

lo que había abajo del cenicero

I

voy fabricando de a poco
pequeñas artesanías en la boca interna de mis labios.

 el suspenso de mi propia voluntad.

los índices amarillos 

y los demás, 
  inquietos

escribiendo
  e ignorando, a la par.

II

tránsito
  de zoo.

 rejas/malcuidadas.

 basura/amontonadaenlacalle.

 exhibiciones/cerradashastanuevoaviso.


III

y llueve 
como tartamudeando el cielo
diciendo

 desfibrilador 
 despejen.

 sentir
 la respiración en el rostro
entrecortada la línea

caída
 como año nuevo

         el corcho pegando el techo
los ojos escondidos entre las manos
y dan las doce.

IV

ático/recuerdo/cajadentro/encuentro
compañía en cd-rom. 

 entre el tacto,
  la nostalgia por un ratito.

  agradecer hoy, lo que pasó. 

estornudar.

V

el sonido baja como cansado, 
   pesado como entre en
el pecho

 la sed de aire,

la exhalación que va volviéndose catarro. 

 otra vez,
  ya es de mañana.

VI

el mate
y su yerbanegra
y el sol
  fermentando por demás

 la falta de hábitos de limpieza.

VII

el mate
y su yerbaverde
y su agua casi helada,

y la boca seca
y mi estómago
   llorando por el hambre.

 otra vez,
  ya es de noche.

VIII

boca abajo, 
 son las nosecuanto y pico.

mi brazo gesticula un tic involuntario 
   el pulmón izquierdo perforado

 y el dolor de espalda.

 abajo, boca de lobo.

el detalle entre el disgusto.

IX

la dificultad de leer la partitura de un idioma que me es ajeno.

decirse intrépido por intentar buscarle nuevas formas a un techo que ya fue cartografiado es lo mismo que nada.

no hay mérito 
 en saberse predecible

 ni en homenajear al homenaje de uno mismo. 

leer un poco más

 las hojas amarillentas a punto de pudrirse.

la lectura en voz alta, el seseo y la saliva haciendo un charco para mojar los pies cuando el sol salga.

  zzz
    zzz
      zzz.


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