lunes, 23 de marzo de 2020
sumario de cuarentena
I
sueños recurrentes
del cairo prendiéndose fuego,
faraón,
combustión espontánea
y la pérdida de fe
y lo divino
entre la basura.
recolección entre lo descompuesto.
las manos que se unen
para buscar un rastro que nos haga sobrevivir otra noche.
II
poema de ascensor:
no trate de salir por sus propios medios,
existe posibilidad de caer al vacío.
mantenga la calma
pronto será socorrido.
III
poesías a las diosas y dioses de la era de lo digital
hechas con los restos de búsquedas en google que hice pasadas las tres de la madrugada.
los chats anónimos,
los amantes artificiales
el romance descargándose a 6 mb/s.
los ataques ddos al corazón
y los servidores caídos.
IV
lo absoluto del silencio,
lo frágil que es la suerte.
ver como se me resbalan de las puntas de mis dedos
los días marcados con un marcador desgastado
en el calendario
todo lo que era especial para mí
todo lo que ya no tengo.
V
me han abierto el cuello para mostrarme a gritos como me desangraba.
la mala coagulación entorpece mi habla
el vaso de vino parece un poco más lleno
no me quejo.
me han torcido la espalda para obligarme a ver el cielo.
la condensación del aire frío
nubla mis lentes.
¿es lo mismo no ver una tormenta que no ver un día soleado?
la piel se siente distinta.
el viento atraviesa mi ropa,
poniéndome los nervios de punta
la sensibilidad de mis dientes me hace cerrar los ojos con fuerza.
otra vez
migraña.
parece que empezó a llover,
pero no distingo la lluvia de las lágrimas.
la tristeza de un piso nueve
y una baldosa floja.
corte general de agua en el edificio.
un par de pisos mas arriba, la gente sigue llorando.
y yo tengo que lavar a mano el pantalón.
VI
¿como
encontrar
consuelo?
¿en
donde
estaré?
¿por qué
es allí
y no acá?
¿cuando
será la
tragedia?
¿cuales son
las últimas
palabras?
¿cuales son
las
primeras?
¿ayer
o
mañana?
¿y
entonces
qué más?
VII
fuera de escena,
el alumbrado público colapsa
y nadie está despierto para darse cuenta
más que los asesinos de la quietud.
pero, ¿qué hacer con tanta oscuridad para unos pocos?
la avaricia comienza a afluir entra los corazones deshonestos de quienes quieren quedárselo todo.
es tentadora
la pertenencia de la noche
poder decir: "esta noche es mía"
y que lo sea.
en las bocas de las terminales
las sombras no parecen humanas
agarran con las manos el aire
que desbordándose
tiñe el agua marrón de un negro puro.
beben el líquido ácido para que nadie más pueda en un extraño acto heroico, pero egoísta.
no sé cual es el punto, tampoco.
el sol comienza a sentar cabeza
la cotización de las horas que fueron
se desploma.
liquidación por cierre.
nadie compra lo que todos venden.
VIII
el corazón inamovible,
derrumbe a la brevedad.
¿quien busca complicidad cuando no hay amparo?
los lamentos y la vida al costado de la ruta.
los fragmentos claramente diferenciados
la erosión de los conceptos
y el reciclaje poético que ofrece un producto de muy baja calidad
pero que consumimos, porque los negocios ya no abren a esta hora.
no hay un abandono real del reino de lo verosímil,
sino mas bien un pequeño exilio.
el silencio
porque
siempre el silencio es disparador
la ruptura
la noble persecución de un ideal artístico que no llega a concretarse
y la declaración de guerra a la procrastinación
que falla,
de nuevo.
¿y ahora?
ah si, los finales
la patologización de un dolor que no es tal
y la polarización en una idea que el texto no nos brinda.
el discurso en tercera persona
para eliminar la marca del autor
que ya es cicatriz.
disponer de todas las palabras a la merced de cada quién
para llegar a ningún lado
y decir que es poesía.
IX
hallo cierto alivio en la introducción del final,
en la sutileza de una tempestad bien curada.
el ballet de la catástrofe/las manos enchastradas sosteniendo a duras penas un ramo marchito/una sonrisa con los dientes amarillentos/una promesa que no es tal/otra cama distendida/ y dormir a colchón pelado.
me voy huyendo de mi mismo,
me siento más cerca de donde antes no estaba. (obviedad)
aunque no encuentro todavía un resplandor en los ojos míos,
no encuentro todavía una dirección que me resulte adecuada,
no encuentro todavía un abismo para ver el fondo.
pero no importa
si cuando cae la noche
puedo fundirme con ella, para desaparecer entre la oscuridad
y gritar hacia donde mi voz pierda su origen entre el eco
y nadie escuche.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario