I
pregunté
¿qué eran las edades?
quise aprender
el antiquísimo oficio de nombrar las cosas.
¿qué son las edades? ¿qué son las manos? ¿los dedos?
¿por qué cuentan los días?
¿por qué se me escapan decenas de soles?
¿por qué cada vez que me acuerdo es de noche?
¿qué es la noche?
por la visión negada,
imaginé rostros para voces que me regalaban
acertijos
que dejaba a medio resolver.
pregunté de nuevo
¿qué eran las edades?
¿qué es la noche?
¿qué es nombrar?
II
los pétalos son velo,
flotan apenas
sobre el té
espolvoreado de cenizas.
el tallo de la flor
en la boca de los muertos
la hiedra
trata inútilmente
de volver a tocar el cielo.
III
la virtud
de saberse
vulnerable.
poder doblegarse ante lo inevitable.
saber
que atrás hay peligro.
IV
arde el corte donde se despega la piel
ahí entre la unión
del pie
y el cielo.
arde el corte
la sangre
manchando
los azulejos
mi reflejo replicado
el baño
la canilla pierde
el inodoro sin mochila
por las rendijas veo un arroyo fétido
irse
arde el corte
la suciedad
el piso las baldosas todas
pegajosas mi pie
atascado entre el corte
y el cielo
y el cielo
mi baño
la suciedad
la sangre
parecen ser todo lo mismo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario