fue la reverencia cuesta abajo,
fue el contrafuego.
el corazón
de cromo
apropiándose de la forma de mis manos.
fue el calor,
la medallita de mercurio.
la piel descubriendo
corales de cerámica
fermentada
donde
la sangre era horizonte.
fueron las melodías
que nacían del aire entre los huesos
los sueños
que enmarcamos.
fue superficial la herida
fue verdadero el dolor.
fue consecuencia la rabia,
extinción el llanto.
la imagen mutó en hábito,
la pedagogía
de los duelos ambulatorios.
ya dejamos de lado
la ovación.
aun continuamos observando
la órbita de
la falla.
aun deseamos
todo aquello
que nos parece inalcanzable.
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