la lógica voraz,
el abandono de la voluntad
para encadenarnos a lo que no es nuestro.
los por siempres
son avistajes perpetuos
del horror que yace frente mío.
hay tanto tiempo
que no conozco, tantos
desordenes que son el ruido
de bisagras empapadas de oxido
de la caja de herramientas
que se esconde entre nylon amarillento
y galerías familiares
incendiadas.
un ojo delata
las pantomimas
del ejercicio arqueológico.
la historia
más allá del plástico.
las cotas de malla como delicadezas
sobre los rostros toscos
que mece la corriente
de un río oscuro
donde flota
la cama en la que
reposa
caronte.
mil fábulas han comenzado desde que inició esta era
mil fábulas han concluido antes del final,
quisiera replicar
el exoesqueleto
de las mitologías perdidas
con los restos
que la orilla rescata
y hace chocar contra mis tobillos
porque
¿qué es lo que me queda, sino es tratar de comprender lo que no conozco?
tengo que dejar
de hundirme en sueños,
dejar de luchar ante la necesidad,
de no responder a la urgencia con la atención
que se requiere.
tengo la responsabilidad de crear un mundo
que sea mío y con el que esté conforme
para que lo habiten
aquellos
que están
a mi lado.
no quiero
pasar otra noche
encerrado en jaulas
de acero
que sangran bálsamo.
no quiero
pasar otra noche
sin un refugio
que no me deje
ver el cielo.
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