las transparencias se resbalan de océanos invertidos.
cultivan las sutilezas que cosecharán los engaños,
agravando los entreveros diurnos.
el hervor de los hocicos hace derrochar el oro que guardan las encías,
se preserva la amenaza para que el miedo
nazca con la misma bocanada
por la que se extingue.
los pies descalzos entibiecen, despedazan de calor la bruma.
las palabras no enmiendan espacios vacíos,
solo habitan, fantasmagóricas, sin ocultar lo que está del otro lado.
una lengua es mar de fondo de millones de hilos,
si no contestan, no son rostros.
quieta, soledad,
los huecos responden arropándome de un calor que es mío
como la aguja que guardo en las paredes de mi garganta.
tensando fuerte los verbos podría volcar el deseo lo suficientemente alto
para desguazar una tormenta que caiga y borre la idea del ausente.
la procesión se detiene por las campanas que doblan anunciando el blanco infinito.
por donde le han dado muerte al cariño,
ahí sentaremos campamento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario