martes, 6 de octubre de 2015

Caída Libre

caída libre,

una danza fluye bajo el viento;

en su aire, casi pueden oírse romper las olas
de un mar petrificado;

junto a la rompiente, se oye un alma llorando;

cuya pena, 
pesa en mi pecho,

que empuja a mi voz

a romper el silencio;

vuelvo del delirio
y veo a mi cuerpo, condenado al vacío,

haciendo sonreír a la muerte;

sigo desvaneciéndome
casi ahogado, en sangre de muerte,

aquella, que es la oscuridad que veo;

mi piel se abre,
nace un sol muriendo;

rojo es ahora el cielo, puesto que la sangre es lenta

más lento el pensamiento,

que cuando se da cuenta,
noche, es de nuevo;

y sonríe la muerte, esperando a mi llegada;

caigo, caigo

y sigo cayendo;

cada vez el aire se vuelve más denso

pesa el pesar del alma
y pesa mi cuerpo

que se despide del aire
y abraza a la tierra, de quien ya se había olvidado;

muere conmigo el silencio,

la playa,

las olas,

y el mar,

pero el alma sigue llorando (esta vez por mí)
aunque mi pecho ya se ha liberado de su pesar;

minutos pasan de mi muerte;

cae mi sangre,
volviendo a su cuerpo;

la luz a mi piel ha regresado

y roja es ahora la tierra,
pero oscuro el cielo;

y la muerte, muere de risa

celebrando que de ella, cofrade me he vuelto

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