existe algo en mí que invita a deshacerme,
algo que cae en mi pecho como ácido
dejándome sin
aire.
algo por lo que desconfío ahora de todas mis palabras,
enmudeciendo de inocencia.
aquella inocencia de temor,
donde lo incierto se desviste revelando una daga adentrándose en mi
a pesar de que no la quiera.
me refugio entonces, en mis brazos y en mis piernas sobre un suelo efímero,
donde hago nacer la ciénaga de una espera
en la que me hundo por negar.
por negarme a mi,
por negar mi palabra,
por negar mi aire,
por negar mi presencia.
entonces ¿quién es, sino yo, quien acaricia el retrato de un pretérito ausente?
¿dónde o en quién es que recae el eco de la voz que alcé a pesar de no tener fuerzas?
...
¿quién me nombra a pesar de no haber estado, a pesar de no haber sido?
de forma póstuma, mi amargor se inmortaliza en un brote, ergo
me vuelvo bosque, pero vacío
donde la madera cóncava,
se luce como la representación más fiel de mi pecho
donde mi corazón errático, es apenas una flor que nació agonizante.
cada latido como un incendio
entonces, vivo, simultáneamente, naciendo y muriendo.
mi voz llama, pero nadie responde al auxilio.
me presencio
y me ausento,
pero no encuentro la forma de llamarme, sino es después de ahora,
puesto que disto de mi forma actual,
ya que sé que no soy quien era cuando empecé a gritar
ni soy quién seré cuando el sol nazca de mi garganta
y amanezca
puesto no seré el alba
ni tampoco haré ocaso,
ya que hay algo que cae en mi pecho como ácido
dejándome sin
aire.
ya que existía en mi
algo que invitó a deshacerme
y soy ruina de lo que fui o creo haber sido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario