lunes, 17 de octubre de 2016

sobre sauces y cipreses vislumbré mi verdadera forma

me oía tanto
que sentía arder mi voz, ensordeciéndome.

y lloraba y lloraba, hasta escuchar el mar naciendo de 
las cuencas de mis tendones

era mi resonancia
la primera pérdida de sensibilidad.

mi coronación: el ser llamado humano por primera vez

y el llanto

como un aullido donde se resguarda todo aquello que no puede ser gritado. 

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