ay, si tan solo tuviese huecos
en vez de ojos
todo sería mas simple.
la gente se enternece con la carencia
y a pesar de que su empatía
esté fundada en un egoísmo
hay algo en ese trato preferencial
que me encandila
imagino a los niños que,
en la inocencia de su bondad,
o en la bondad de su inocencia
-no es relevante-
podrían guiar mi paso al cruzar una avenida.
albergaría a esas pobres cucarachas que el frío abandona
cumpliendo así con ese anhelo paternal
que mis órganos me impiden conseguir.
podría regurgitarles basura
como ave
y dejar así de comer solo todas las noches.
podría usar las cuencas vacías como copas
embriagando a cualquier alma en pena
que me cruzase en mi camino.
podría cobrar por ello, pienso.
ser una copa humana podría ser aquella vocación que busco desde la adolescencia y que ningún colegio o universidad me pudo hacer hallar.
la idea de tener lenguas abultadas de licor barato merodeando en cada rincón de mi ceguera
haciéndome cosquillas,
me cautiva.
y si no me los sacase
-me imagino acobardarme a mitad de camino, como siempre hago-
podría vender mis ojos oscilantes por su cordón de nervio
como juguete a algún oficinista
despavorido por el abrumante tedio de la rutina.
¿pero como seguir viéndome al espejo? - me pregunto mientras río.
ya no existiría el mirar-miradas
y la incomodidad que lleva consigo el entrelazar visiones en recintos públicos
que son la ofrenda de la desesperanza
al capitalismo más pútrido.
tampoco así,
el entrever situaciones por accidente,
que jamás se tendrían que haber visto.
eso.
no vería cosas que jamás tendría que haber visto.
sin ojos,
no hubiese visto el rostro de mi infancia destruido
al verme masturbándome en un baño público
pensando en como se ve quién está a mi lado
no me hubiese visto con el rostro de vómito de alguna noche que no recuerdo.
no hubiese visto a mi vida irse por una de las rendijas de la más míseras de las cloacas.
no vería,
una bolsa de basura de unos noventa kilos
entrando a un baúl de un auto
con ayuda de cuatro manos llenas de anillos,
que a decir verdad
me parecen de mal gusto.
no me vería a mi mismo en esa bolsa.
es decir (y enumero)
no mas estar arrodillado en un pasaje oscuro -llámese hogar-
donde me revientan la mandíbula a patadas,
me cosen las entrañas con una daga que se funde en mi intestino grueso,
donde me llueven de orina,
me escupen
y hacen collares con mis maxilares
que regalan a un manojo de gatos hambrientos,
solo como instrumento de tortura.
no vería el sin razón de eso.
ni el sadismo irracional
que generó la casualidad de estar sin hogar
con la rabia, furia, o clase de diversión bizarra
de sombras sin rostro,
aquellas que hicieron nacer mi cadáver.
tal vez si no tuviese nariz todo también estaría un poco mejor.
no olería mi locación actual,
que a juzgar por el hedor,
puede ser mi rincón de pared donde quebraba mi columna de miseria,
o el más concurrido de los basurales.
aunque ahora,
descompuesto,
si puedo alimentar cucarachas.
paternidad post-mortem.
y quién sabe
si me fermento lo suficiente,
podría llegar a ser una cantimplora humana llena de vino picado.
mis venas, sorbetes.
aunque ya nadie me pagaría por eso.
lunes, 20 de marzo de 2017
martes, 14 de marzo de 2017
las maderas de pisos de hoteles baratos duelen como féretros
el aire mece una persiana rota, caída
madera hinchada,
podrida
que idiota, ignora que no hay luz dentro
ni afuera.
la correa es la corbata del techo
y las cinco mil revoluciones por minuto del motor de la heladera
se disfrazan de signos vitales
y cortan una leche pasada, de paso.
un corazón de vaca dentro del inodoro,
ofrenda al amor romántico,
ceniza mezclada con sangre seca
carmín de unos labios
que tiraron todos sus besos a la basura.
una biblia marcada con los pasajes mas conocidos
la esperanza cliché,
a su lado, el everest de botellas de whisky vacías
la pena cliché, también,
total
el orden de los factores no altera el producto,
miseria o haz de luz
es lo mismo
si la persiana está rota, caída
y es madera hinchada,
podrida
y es de noche tanto adentro
como afuera.
madera hinchada,
podrida
que idiota, ignora que no hay luz dentro
ni afuera.
la correa es la corbata del techo
y las cinco mil revoluciones por minuto del motor de la heladera
se disfrazan de signos vitales
y cortan una leche pasada, de paso.
un corazón de vaca dentro del inodoro,
ofrenda al amor romántico,
ceniza mezclada con sangre seca
carmín de unos labios
que tiraron todos sus besos a la basura.
una biblia marcada con los pasajes mas conocidos
la esperanza cliché,
a su lado, el everest de botellas de whisky vacías
la pena cliché, también,
total
el orden de los factores no altera el producto,
miseria o haz de luz
es lo mismo
si la persiana está rota, caída
y es madera hinchada,
podrida
y es de noche tanto adentro
como afuera.
las maderas de pisos de hoteles baratos absorben la sangre como cocaina
peco de comensal en una cena de hambre
los platos sucios de sangre
albergan como migas los huesos astillados
que nutren al tabique enfermo
de quien
llora cuando amanece.
¿en que ritual incendiarán su infancia de nuevo?
ahogándose con un cinturón
en un hotel gobernado por cucarachas
llora,
se remuerde,
se olvida
y recuerda
los días sin paredes,
sin el ruido del televisor de fondo
sin los soles de neón
y sin las costillas creciendo de costado
cual tumores arqueados
que lo encierran.
infranqueable yace bajo la pequeña cruz de madera
que adorna la habitación,
se cancela el movimiento.
un plato vacío
comienza a huir de la mesa,
una cucaracha patea la puerta intentando cobrar el día.
peco de testigo en un crimen sin víctima
la alfombra absorbe las venas
los ácaros se ahogan
ahora la alcoba queda desnuda
y desnudos cuelgan sus parpados;
no es premonición
ni realidad alternativa;
es el descaro del presente,
es ese plato vacío
que ya ha huido de la mesa.
escrito entre un vaivén de ideas con Bruno
los platos sucios de sangre
albergan como migas los huesos astillados
que nutren al tabique enfermo
de quien
llora cuando amanece.
¿en que ritual incendiarán su infancia de nuevo?
ahogándose con un cinturón
en un hotel gobernado por cucarachas
llora,
se remuerde,
se olvida
y recuerda
los días sin paredes,
sin el ruido del televisor de fondo
sin los soles de neón
y sin las costillas creciendo de costado
cual tumores arqueados
que lo encierran.
infranqueable yace bajo la pequeña cruz de madera
que adorna la habitación,
se cancela el movimiento.
un plato vacío
comienza a huir de la mesa,
una cucaracha patea la puerta intentando cobrar el día.
peco de testigo en un crimen sin víctima
la alfombra absorbe las venas
los ácaros se ahogan
ahora la alcoba queda desnuda
y desnudos cuelgan sus parpados;
no es premonición
ni realidad alternativa;
es el descaro del presente,
es ese plato vacío
que ya ha huido de la mesa.
escrito entre un vaivén de ideas con Bruno
lunes, 13 de marzo de 2017
las maderas de pisos de hoteles baratos crujen como terremotos
auto-retrato
cianotipo de mi arquitectura
escupida de humedad.
azul, azul,
tanto quisiera cielo
un nombre
un cariño
o tener hombros para mantener mi cabeza erguida
y no hundida
entre tanto llanto
y sábana arrugada y colchón húmedo.
(quiero decir/digo/me gustaría que)
ya no me llames
me gustaría decir que ya no respondo a nada.
auto-compadecerse
en ese espejo
no sé verme.
azul, azul
tanto quisiera suelo
poder obedecer
trasgredir
u ofrecer mi corazón al musgo petrificado
de una piedra ya extinta.
abrazar a quien tiene frío
incendiar la piel
la mía,
la ajena
para no suscitar temor alguno
cuando aquel frío que cierra súbitamente mis venas al vacío,
hace caer mis labios
y me triza los ojos
me termine por partir el alma.
ahora,
roto, me digo
¿soy siquiera eco
de la barahúnda que me rodea?
nadie parece verme
¿mi rostro habrá sido mutilado por la espera?
¿será mi hueco en el pecho, ahora madriguera de ratas?
que crudo es el invierno.
mi carne es roble podrido
y no sé aferrarme
y no sé aferrarme
y no sé aferrarme
y todo el mundo ya me ha soltado
y quizás he perdido todo este tiempo buscando algo
o alguien
o lo que fuera.
me gustaría poder decir que ya no respondo a nada
me gustaría poder decir que ya no me llames
y que ya no respondo a nada
me gustaría poder aferrarme
a la idea
de que puedo aferrarme a algo
o a alguien
o a lo que fuera.
me gustaría saber verme en un espejo
y no siempre ver mi cuerpo de espaldas
ahogado en un suelo plagado de furia
me gustaría saber verme en el cielo
o en un suelo que no sea nocivo
y saber aferrarme
me gustaría saber aferrarme a un nombre
y a un cariño
y tener mi cabeza erguida
y alzar mi voz
diciendo que ya no me llames
que ya no respondo a nada
y que nada me remuerda, ni me carcoma,
ni me parta
ni me mate poco a poco,
después de eso.
cianotipo de mi arquitectura
escupida de humedad.
azul, azul,
tanto quisiera cielo
un nombre
un cariño
o tener hombros para mantener mi cabeza erguida
y no hundida
entre tanto llanto
y sábana arrugada y colchón húmedo.
(quiero decir/digo/me gustaría que)
ya no me llames
me gustaría decir que ya no respondo a nada.
auto-compadecerse
en ese espejo
no sé verme.
azul, azul
tanto quisiera suelo
poder obedecer
trasgredir
u ofrecer mi corazón al musgo petrificado
de una piedra ya extinta.
abrazar a quien tiene frío
incendiar la piel
la mía,
la ajena
para no suscitar temor alguno
cuando aquel frío que cierra súbitamente mis venas al vacío,
hace caer mis labios
y me triza los ojos
me termine por partir el alma.
ahora,
roto, me digo
¿soy siquiera eco
de la barahúnda que me rodea?
nadie parece verme
¿mi rostro habrá sido mutilado por la espera?
¿será mi hueco en el pecho, ahora madriguera de ratas?
que crudo es el invierno.
mi carne es roble podrido
y no sé aferrarme
y no sé aferrarme
y no sé aferrarme
y todo el mundo ya me ha soltado
y quizás he perdido todo este tiempo buscando algo
o alguien
o lo que fuera.
me gustaría poder decir que ya no respondo a nada
me gustaría poder decir que ya no me llames
y que ya no respondo a nada
me gustaría poder aferrarme
a la idea
de que puedo aferrarme a algo
o a alguien
o a lo que fuera.
me gustaría saber verme en un espejo
y no siempre ver mi cuerpo de espaldas
ahogado en un suelo plagado de furia
me gustaría saber verme en el cielo
o en un suelo que no sea nocivo
y saber aferrarme
me gustaría saber aferrarme a un nombre
y a un cariño
y tener mi cabeza erguida
y alzar mi voz
diciendo que ya no me llames
que ya no respondo a nada
y que nada me remuerda, ni me carcoma,
ni me parta
ni me mate poco a poco,
después de eso.
jueves, 9 de marzo de 2017
no, no hay que decir tanto
la luz migra
invadiendo.
carroña es sinónimo de refugio
sea pulmón
intestino,
o costilla;
propagación
a través de paredes de carne
seca
es decir,
la garganta
se endurece
el fuego
tala la meca de la memoria
y el cuello mutilado
de hambre
olvida
que
la nostalgia
que lo condena a un campo de lirios
petrificado,
ruge desde lo más hondo
digo,
eco
que envuelve a mis hijos,
ese ropaje efímero
sea
piel
sea
harapo
o cielo.
invadiendo.
carroña es sinónimo de refugio
sea pulmón
intestino,
o costilla;
propagación
a través de paredes de carne
seca
es decir,
la garganta
se endurece
el fuego
tala la meca de la memoria
y el cuello mutilado
de hambre
olvida
que
la nostalgia
que lo condena a un campo de lirios
petrificado,
ruge desde lo más hondo
digo,
eco
que envuelve a mis hijos,
ese ropaje efímero
sea
piel
sea
harapo
o cielo.
lunes, 6 de marzo de 2017
luz cenital y nueve cervezas
ahí,
la mano se rendía ante la herida
dame un dolor,
tatuame la piel,
dibujame mandalas
total después quedan convertidas
en telarañas.
y ya no pude ver mas al verte ahí,
mi sombra sorprendida por su propia oscuridad
se vio sin opciones restantes
ah, ¿y que tanto duele? ¿eh?
cuando la tormenta mato el cielo: solo tierra mojada.
la incertidumbre
y la espera eterna
¿para que? cambio... pero no se.
algo,
si, algo que incendia ¿pero que?
¿y a que?
caigo en un remanso de flores negras
que ni las espinas provocan sentimiento alguno.
y la rueda continua su trayecto sin fin.
los escombros ocultan basura
que los exploradores forman tesoros.
cadáver exquisito realizado con Felix y Rosario
la mano se rendía ante la herida
dame un dolor,
tatuame la piel,
dibujame mandalas
total después quedan convertidas
en telarañas.
y ya no pude ver mas al verte ahí,
mi sombra sorprendida por su propia oscuridad
se vio sin opciones restantes
ah, ¿y que tanto duele? ¿eh?
cuando la tormenta mato el cielo: solo tierra mojada.
la incertidumbre
y la espera eterna
¿para que? cambio... pero no se.
algo,
si, algo que incendia ¿pero que?
¿y a que?
caigo en un remanso de flores negras
que ni las espinas provocan sentimiento alguno.
y la rueda continua su trayecto sin fin.
los escombros ocultan basura
que los exploradores forman tesoros.
cadáver exquisito realizado con Felix y Rosario
réquiem
mi cuerpo
se encuentra tendido
sobre un espacio muerto
donde
no distingo
rostro alguno
que me llore.
y me río
y me lloro
el aire huele a carne descompuesta,
me da náuseas.
me desgarra el rostro.
digo que me voy,
que me voy
como el recuerdo de una infancia
que me voy como un instante
que me voy como quien no quiere irse
como alguien que cae
que llora
sin necesariamente caer o llorar.
me río,
me sigo riendo
lloro pedidos de auxilio
los oigo,
los ignoro.
y digo que me voy
que me voy
como alguien que quiere irse hace tanto
pero no tiene el valor.
ay, y el aire
es un matadero.
no sé si soy sangre seca de res
o pasto regurgitado
o tierra infértil.
soy inmóvil
soy atadura al vacío de mi alcoba
y el espacio es quien es un cadáver
yo solo me río
me lloro
me oigo
me ignoro
me vuelvo a decir
tantas, pero tantas cosas
y digo que me voy,
que me voy
que me voy
y siempre me quedo.
y mi rostro ya se encuentra desfigurado
y mi gesto es un insulto
a la belleza
y mis máculas son viscosas como mi interior
y sigo atado
como si de hoguera se tratase
porque me incendio,
me deshago,
pero nunca hiervo y se hace eterna la espera
que si me voy
que si me quedo
que si no añoro girasoles
cortando mis dedos
o estrellas pulverizando mi sombra en la noche
o ser empujado por el viento
y tener miedo de no poder ver de nuevo a nadie
por haber sido soplado lejos,
muy lejos.
a eso le temo.
tengo miedo de no haber sido suficiente
de no haber amado tanto
o querido
o haberme preocupado
o no haber dicho
o haber dicho demasiado
tengo miedo de no irme
de no quedarme
le temo a mi sueños, a lo que veo, a lo que toco
a estar con gente
y a estar solo.
y es por que temo tanto
que digo que me voy a ir,
que me voy a ir
como quien se encuentra tendido con la mirada clavada en el techo
pensando
tanto
en que si es algo
es nulidad
es cero
es vacío
falta,
carencia
y que no sabe mas que lo que saben sus incertidumbres
su inseguridad
su angustia
su falta de confianza
y que sabe que no puede hacer nada
sin estar seguro
y que sabe que no esta seguro
y por eso
no se va
ni se queda mas que como se encuentra
tendido,
esclavo de un espacio muerto.
se encuentra tendido
sobre un espacio muerto
donde
no distingo
rostro alguno
que me llore.
y me río
y me lloro
el aire huele a carne descompuesta,
me da náuseas.
me desgarra el rostro.
digo que me voy,
que me voy
como el recuerdo de una infancia
que me voy como un instante
que me voy como quien no quiere irse
como alguien que cae
que llora
sin necesariamente caer o llorar.
me río,
me sigo riendo
lloro pedidos de auxilio
los oigo,
los ignoro.
y digo que me voy
que me voy
como alguien que quiere irse hace tanto
pero no tiene el valor.
ay, y el aire
es un matadero.
no sé si soy sangre seca de res
o pasto regurgitado
o tierra infértil.
soy inmóvil
soy atadura al vacío de mi alcoba
y el espacio es quien es un cadáver
yo solo me río
me lloro
me oigo
me ignoro
me vuelvo a decir
tantas, pero tantas cosas
y digo que me voy,
que me voy
que me voy
y siempre me quedo.
y mi rostro ya se encuentra desfigurado
y mi gesto es un insulto
a la belleza
y mis máculas son viscosas como mi interior
y sigo atado
como si de hoguera se tratase
porque me incendio,
me deshago,
pero nunca hiervo y se hace eterna la espera
que si me voy
que si me quedo
que si no añoro girasoles
cortando mis dedos
o estrellas pulverizando mi sombra en la noche
o ser empujado por el viento
y tener miedo de no poder ver de nuevo a nadie
por haber sido soplado lejos,
muy lejos.
a eso le temo.
tengo miedo de no haber sido suficiente
de no haber amado tanto
o querido
o haberme preocupado
o no haber dicho
o haber dicho demasiado
tengo miedo de no irme
de no quedarme
le temo a mi sueños, a lo que veo, a lo que toco
a estar con gente
y a estar solo.
y es por que temo tanto
que digo que me voy a ir,
que me voy a ir
como quien se encuentra tendido con la mirada clavada en el techo
pensando
tanto
en que si es algo
es nulidad
es cero
es vacío
falta,
carencia
y que no sabe mas que lo que saben sus incertidumbres
su inseguridad
su angustia
su falta de confianza
y que sabe que no puede hacer nada
sin estar seguro
y que sabe que no esta seguro
y por eso
no se va
ni se queda mas que como se encuentra
tendido,
esclavo de un espacio muerto.
jueves, 2 de marzo de 2017
lo que más me gustaría ser ahora sería alguien que no tenga miedo
el aire
lastima
si no puedo tocarlo.
no sé, entonces,
si mis manos se alejan del principio
o yo me alejo de quién me acaricia
o me muerde
o me deja solo, no más.
¿que es lo que alimenta la rabia que hay dentro mío?
o que al menos, yo llamo rabia
por no tener otro nombre con que concebir
a lo que no conozco.
(¡ja! la indiferencia)
hambre, necesidad
es lo mismo por la superficie, cuanto menos.
el vacío que resguarda mis costillas amarillentas,
casi pulverizadas,
podría hacerme
tumbar
ocho pisos de un solo grito
y que cada uno de ellos
me caiga encima
(definir: demolición planeada)
definir: urbanismo
zona de plagas, digo
donde mi jardín,
aquel que nunca estuvo
es ahora
(y como siempre) donde desahucio la poca vida
que siento que me queda.
ahí,
cual stand by,
cual ruido blanco en la televisión de cualquier persona
que este llorando
o amando
o solamente oyendo la estática,
mientras observa la apariencia de esas larvas de la nada
que pululean,
intentando carcomer el vidrio del aparato
con el afán de descomponer
el cuerpo de quién oficia de espectador.
¿qué inútil, no?
como aquel afán mío de des/componer/me
pero a ver:
soy arrecife de cólera
soy un pulmón
un corazón
y no estoy seguro si noche
o cama distendida
o el último cigarrillo de un muerto.
soy manos (si)
con el aire doliendo
esperando que alguien
respire de mi mano
una caricia.
pero a ver, de nuevo:
¿que inútil, no?
lastima
si no puedo tocarlo.
no sé, entonces,
si mis manos se alejan del principio
o yo me alejo de quién me acaricia
o me muerde
o me deja solo, no más.
¿que es lo que alimenta la rabia que hay dentro mío?
o que al menos, yo llamo rabia
por no tener otro nombre con que concebir
a lo que no conozco.
(¡ja! la indiferencia)
hambre, necesidad
es lo mismo por la superficie, cuanto menos.
el vacío que resguarda mis costillas amarillentas,
casi pulverizadas,
podría hacerme
tumbar
ocho pisos de un solo grito
y que cada uno de ellos
me caiga encima
(definir: demolición planeada)
definir: urbanismo
zona de plagas, digo
donde mi jardín,
aquel que nunca estuvo
es ahora
(y como siempre) donde desahucio la poca vida
que siento que me queda.
ahí,
cual stand by,
cual ruido blanco en la televisión de cualquier persona
que este llorando
o amando
o solamente oyendo la estática,
mientras observa la apariencia de esas larvas de la nada
que pululean,
intentando carcomer el vidrio del aparato
con el afán de descomponer
el cuerpo de quién oficia de espectador.
¿qué inútil, no?
como aquel afán mío de des/componer/me
pero a ver:
soy arrecife de cólera
soy un pulmón
un corazón
y no estoy seguro si noche
o cama distendida
o el último cigarrillo de un muerto.
soy manos (si)
con el aire doliendo
esperando que alguien
respire de mi mano
una caricia.
pero a ver, de nuevo:
¿que inútil, no?
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