mis palabras
quemando,
las letras que las formaban
con un fósforo apagado,
para que con tu mano,
recojas las cenizas,
soplándolas con una brisa natural,
dándole la oportunidad;
al viento;
para que pueda por fin hablar.
y le susurras a mi oído,
pero yo me adueño de tus letras,
solo oigo tu respiración,
respirandole a mi oreja;
y ella, se adueña de tu calor,
pero no se da cuenta,
no te escucha porque ya no tenes voz.
le regalaste la mía al viento,
y este se la prestó al sol.
pero su calor, las quema;
antes que lleguen a escucharse.
mudo el sol;
como vos, tiende a desesperarse;
mudo el viento;
como yo, puede desmoronarse
si no oye su voz,
pero se la prestó al sol
y voy a oír la tuya, que ahora es mía,
si es que no la presto antes.
pero, ¿como vas a ser;
silencio, el resto de tu vida?
sin contestar;
con un gesto haces que te siga,
y nos dormimos bajo un árbol,
y al despertar te doy los buenos días,
y me robas tus palabras, que eran mías.
quedo mudo,
y te vas.
el viento canta;
y el sol llora,
porque ya nadie lo puede escuchar.
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