miércoles, 2 de marzo de 2016

Inmersión en Silencio

roen carcamales hambrientos,
la persistencia que tensa los umbrales de los inciertos,

delimitándolos;

tendones orquestando su crujido de sombras,

esparcen su miedo, sugestionando mi gesticulador
de inexorables reflejos

y lamentos resquebrajados;

no hay fulgor ahora 
que a mi sombra haga nacer, 

ya que no existe mi contorno en la penumbra,
ni mi piel en la infinidad del incesante declive 

tras el cual marcaré el fin de nuestro abismo;

[abrupto descontinuado, derramándose ambigüedad]

(túrbase la respiración mía)

realización
[y...]

recordé que tenía los labios abiertos cuando me inundé de tu silencio
y caí muerto, hundiéndome en el suelo,

pero he ahí la vaguedad y la certeza de mi fulminación:
                               [espacio]       [acción]
  
tanto en la ideación de mi decadencia, aferrándome a nuestras penumbras,
como en la culminación más sincera de aquello que no dijimos 

[la falta de mis palabras,
la cantidad de tu silencio]

terminaba por hundirme,

delimitando el fin de nuestro abismo:
el silencio que nos mata

y ahora vuelvo a enfrentarme a tu mirada, sin poder aún decir nada,

ni cerrar mi boca,

no calles

(hablame)

[...]

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