lunes, 27 de junio de 2016

Habitarse

no sé si es que mis pausas y mis vacíos 
representan un desvanecimiento gradual de una esencia meramente violenta,

o quizás, una cordialidad hacia el advenimiento de aquello que habré de preceder,

o tan solo, la incapacidad de mi razón para resolver mi presente en algo más que no sea ese silencio.

ahí esbozase una figuración: desolación como excusa para habitarme.

aúllo tanto en mi eco, como fuera de él 
por centurias que son iguales a la vida de mi voz en libertad;

la reiteración del aire vibrando me subyuga a deshauciarme de mi mismo,

viéndome víctima de una urbe indómita, que cuyos partícipes -casi como evocaciones mías-
bosquejan en su inmensidad, similitudes que están encadenadas a aquello que está inhabitado

que por momentos,

soy yo,
gritando.

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