viernes, 16 de diciembre de 2016

siempre quise ser un toro, porque así cuando muriese, mi cráneo habría de decorar el desierto

I

la vulnerabilidad 
pulveriza 

nidos de piedra.

los cuervos se alimentan
de la ausencia de las ruinas.

II

estaré en cualquier sitio 
donde peligre 

mi permanencia.

III

retratos inacabados,
efigies de la inocente verdad 

que es estar incompleto.

IV

para hacer doler

no es necesario prohibir el nombre,
sino prohibir el ser nombrado.

V

el primer preámbulo
fue ovulación.

VI

cuesta 
no padecer
ante la verdadera aplicación

de la memoria.

VII

algoritmo:

cargar la voz de pólvora
apuntar la palabra ante el objetivo

y que el tiro salga por la culata



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