domingo, 29 de abril de 2018

el triste final de todo aquello que creíamos verdadero

I

mis ojos no atienden a la ausencia,

tres venitas de mi frente se revientan como papel de burbujas

y entre los pasillos de mis muelas
sopla un aullido de dolor.

la mano en alto,
 esperanza como la última herramienta de un espíritu que aún pretende
                                                             en vano.
arden las uñas,
 por fuera y por dentro

 se evapora la sangre que puede escapar de la piel achicharrada

y no entiendo de que otra forma puedo hacer una metáfora de que estoy sosteniendo una vela 
       porque quema
        y mucho y siento que no tengo tiempo
                                 y me duele.

la cera
             c
              a
               e

y se me hace costra,

mi muñeca es doblegada por un pedido de auxilio que va apagándose
sin haber sido atendido por nadie.

II

la contemplación de los últimos días

es hábito
hasta que un día se acaba.

III

bailo 
conmigo mismo 

vistiendo zapatos hirviendo.

paso doble a baño maría

y soy el toro
y soy el torero

y pueden pasar dos cosas: o me esquivo, me esquivo, me evito y hago gracia de ello y termino clavándome un estoque en el cogote cuando ya esté derrotado, desparramado en el suelo

o de darme aires de grandeza, termino encontrándome y en un golpe catársico, termino en el suelo, con medio labio colgando, un ojo mirando al piso y otro al cielo y una hemorragia que se pierde entre la tierra donde mis familiares fueron muriendo uno tras otro. 

en cualquier caso
si alguien me asistiese, sé que llegaría tarde

porque mis zapatos están hirviendo
y estoy bailando

y las ampollas en la planta de mi pie se van reventando una tras otra como mis familiares, muriendo en el suelo en el que estoy bailando

y me inundo
y conmigo, se inunda la casa

y la casa está en su segunda hipoteca

y estoy bailando 
para no darme cuenta de me atrasé con un pago

y que mañana me deshaucian

y no sé donde voy a ir 

y si me voy lejos
nadie va a saber donde estoy

y si muero nadie va a encontrar mi cadáver hasta pasados unos días

y va a ser tarde.

IV

confesion a una línea de atención al cliente: estoy completamente atemorizado de que esta versión de mi sea lo mejor que puedo dar de mi.

-no da el tono-

V

cosas que me molestan si me pasan a mi, pero si las veo en fotos o películas me parecen estéticamente bellas:

- una bolsa de consorcio agujereada
- una copa rota
- una botella de vino rota en la cara de alguien (un agregado del ítem anterior)
- un baño público con el inodoro tapado, el agua marrón y los azulejos con números que me prometen felicidad
- cigarrillos apagados en el teclado de la computadora
- cigarrillos apagados en una copa de vino
- cigarrillos apagados en una copa de vino rota 
- un cyber con una luz fluorescente que hace intermitencia
- una cabina telefónica con el cable del teléfono mordido
- flores en un vertedero municipal lleno de escombros (supongo que me parece que es la manifestación de la esperanza poética (o el fin de la misma) o que el amor es una mierda, pero en verdad creo que es una metáfora que se me escapa)

- un número de teléfono que diga algo así como 0-800-ayuda (porque jamás dan tono o jamás ayudan, detesto la falsa publicidad)


- una pila de platos sucios y rotos al borde de una pared


- no saber que querer (porque en general, esto plantea un viaje emocional que hace crecer a los personajes para encontrar una motivación y puede suscitar una inspiración para el espectador, pero en mi caso es como plantar una semilla en tierra muerta, porque al no saber que es lo que quiero, no sé bien que es lo que está pasando a mi alrededor y eso también le hace mal a las personas que frecuento  y a veces me hace pensar el porqué de levantarme todas las mañanas y caminar entre la lluvia para ir a un lugar X, me hace pensar porqué hago lo que hago y no encuentro respuesta y por eso después paso horas mirando al techo, esperando que el mismo me hable o me caiga encima, pero nunca sucede ninguna de las dos y quedo con los ojos abiertos, llorando o no, parpadeando o no, porque es lo mismo, hasta dormirme o no y olvidarme o no de que es lo que estaba pensando ese día y distraerme en lo que me rodea como una acción superficial hasta que el mismo ciclo se repita y me encuentre escribiendo esto sabiendo que existe la posibilidad de que mañana esté mejor o no)


sábado, 28 de abril de 2018

objetos encontrados en el galpón de una casa incendiándose

I

busco urgente alquiler de monoambiente demolido

la zona me es indiferente mientras haya un cyber que abra 24/7 y pueda fumar adentro viendo mis conversaciones archivadas del msn donde hablaba de todos los sueños que tenía cuando era pibe y no estaba buscando casa sin tener recibo de sueldo

o de no poder ser, chacarita, preferentemente.

referencias no comprobables.

comunicarse a cualquier teléfono público en el área de capital federal o sus alrededores.

II

se le comunica a la población que a partir de este momento se debe adelantar una hora el reloj, ya que el horario de verano entró en vigencia el corriente día,

también nos informan que hubo un choque múltiple en los accesos a la ciudad, por lo que salir es prácticamente imposible

desconocemos los números

pero por una estimación de un profesional, calculamos que por la magnitud del choque, es posible que todos los oyentes hayan perdido a un ser querido

reiteramos: son las 20:02, perdón, las 21:02.

III

"VOS TAMBIÉN PODES TENER TU PROPIO OBITUARIO" *
* (artículo encontrado en una revista billiken de 1998)

"la familia (tu apellido) anuncia con tristeza la desaparición de (tu nombre) a la edad de (tu edad) el día (día que quieras morirte)

participan del fallecimiento sus abuelos, tíos, sobrinos, sobrinos políticos, hijos, hermanos.
(esto puede variar según si tu familia te quiere o no)

el fallecimiento enluta a las familias (los apellidos de tus mejores amigos o, en caso de no tener, repetir los 10 apellidos más comunes del registro civil)

el velorio se realizará en la sala velatoria (nombre de sala velatoria) a las (hora de preferencia)

"¡AHORA VAS A PODER TENER CORONAS DE FLORES Y SER EL CENTRO DE ATENCIÓN EN TU CÍRCULO ÍNTIMO!"

lunes, 23 de abril de 2018

rasgando capas y capas de pintura a base de plomo como pasatiempo de domingo

mis dedos me están viendo.

yo estoy viendo a mis dedos.


se mueven uno tras del otro,

tac-tac-tac-tac

repiten eso tras un intervalo de silencio de la misma duración que el tac-tac-tac-tac


la madera es hueca

por lo que el repique hace un eco

que pareciera que hiciera otro tac-tac-tac-tac

que sirve como respuesta al primero.

mis dedos me están viendo

yo los estoy mirando

se quedan quietos mis dedos,

yo me quedo en silencio

el eco acaba de extinguirse finalmente.


mis dedos me ven

yo miro mis dedos

y decido tocarlos,


toco mis dedos, 

mis dedos están tocándome,

palpo las yemas,

rasguño mi identidad.

mis dedos están tocándose,

toco mis dedos entre si,

toco mi boca con mis dedos,

mis dedos están tocando mi boca

y saben mal.


mis dedos saben a tristeza,

toco la tristeza con mis labios

es amarga. 


no me gusta,

pero no puedo dejar de probarla.

mis dedos me están tocando los labios y saben a tristeza.


de mis manos nacen mis dedos


y mis manos están raspadas.


el otro día me caí y me raspé mis manos,

de donde nacen mis dedos

son cinco raspones que tienen forma de archipiélago griego


rojos, violetas

mediterráneos.

digo griego porque suena bonito,

la verdad es que nunca fui a grecia

y la verdad que estos raspones me están doliendo mucho


así no tendría que estar hablando de ellos,

dicen que el dolor es psicológico

y me duelen.


entonces 

como mis manos están raspadas y me duelen
y mis dedos saben tristeza

y es amarga

y no me gusta

puedo suponer que cualquier cosa que haga con estas manos

y estos dedos

no va a ser algo lindo.


va a ser algo triste y que va a doler.


por ejemplo 

recién agarré el último pucho

y es triste porque es el último


y duele porque hace seis meses que tengo una faringitis no tratada.


es culpa de las manos,

de mis dedos

que se están tocando, que están agrietándome los labios de tristeza,

porque la tristeza es seca, es árida, poco húmeda, deshidratada

o al menos yo veo a la tristeza como algo que ahueca cosas, cuerpos, ecosistemas


y donde después de que la tristeza pasa

nada vuelve a florecer.

pero hay algo más que mis manos y mis dedos,


están mis uñas


que nacen de mis dedos,

que nacen de mis manos.

mis uñas están sucias, tienen mugre.


los dientes amarillos, 

agrietados, 
tristes

buscan en lo más recóndito de la superficie de mis uñas

un largo suficiente que les permita decapitar a alguna de ellas.

mis dientes son malos, están amarillos, agrietados y tristes


y son muy nerviosos 

       y decapitan uñas pensando que así 
quienes los vean van a ignorar que están amarillos, agrietados y tristes y que son malos

y solo se van a quedar con una imagen sádica y tiránica de ellos,


pero eso es mejor a que vean lo roto que se está por dentro.


y mis dientes tienen un fetiche con la mugre.


la tristeza es amarga,

y la mugre es simplemente desagradable.

hoy la mugre es tierra.


tierra seca,

tierra árida,
tierra poco húmeda,
tierra deshidratada,

tierra triste.


mis uñas estuvieron buscando una raíz que las conmueva en mi patio muerto hace poco.


mis uñas tienen esperanza,

mis dedos solo transmiten tristezas,
mis manos están raspadas y duelen.

el archipiélago se hunde

en la tierra donde enterré a mi primer perro

y saca su cráneo.


mis uñas escriben sus iniciales en el cráneo de mi perro muerto,

mis dedos lo vuelven polvo

polvo seco, árido, deshidratado y triste.


un viento de pena que me patea la nuca

y me hace empezar a llorar.

y es por esto que nada bueno puede nacer de mis manos, que duelen,

ni de mis dedos, que están tristes,
ni de mis uñas, que depositan su esperanza donde todo está muerto.

mis manos cubren mi ojos

mis dedos me despeinan las cejas

mis uñas dibujan paréntesis en mi frente.


una lagrima me cae en los labios

porque cayó por uno de mis dedos

y llegó a la palma de mi mano que cubre mis ojos.


la lágrima es salada.


mis papilas gustativas no se equivocan porque ya probaron la tristeza

y sé que es amarga
y que no me gusta.

pero es raro.


la lágrima es salada,


es salada como el mar muerto,

el mar muerto, bueno, no está muerto porque no puede morir,

pero nada crece de él.


y a pesar de no es seco, ni árido, ni poco húmedo, ni estar deshidratado,


es triste

porque nada crece de él

y duele porque es salado, como la lágrima


y por eso mis heridas punzan


y por eso duele

y mis manos están lloradas alrededor de las cinco islas

rojas, violetas

mediterráneas.

ahora estoy confundido, 


todo lo que creía saber de la tristeza 

acaba de adquirir un campo mayor al que yo le había otorgado.

mis ojos se hinchan y las cuencas son como un cinturón puesto en un agujerito demás, osea que aprietan.


parpadeo rápido, rápido, muy rápido a ver si puedo ocasionar un huracán a dos cuadras de mi casa.


mis manos duelen, 

duelen mas que antes 

y creo que es porqué me di cuenta que hay muchas formas de que algo duela


y que eso me ponga triste


y mis dedos proyectan su ambición en agrietar mi cuerpo, mis ojos, mis labios

de tristeza

porque ahora sé que muchas mas cosas de las que pensaba pueden ser tristes


no es que tienen que ser precisamente secas, ni áridas, ni poco húmedas, ni estar deshidratadas.


mis uñas solo quieren enterrarse en mi sien

por la verguenza de haber perdido su inocencia.

y no sé realmente que sentido tiene todo esto


porque las heridas me van a cicatrizar

y mis manos van a tener como manchitas más blancas del color de mi piel

que van a significar algo que probablemente no recuerde en algún futuro,


pero que ahora me parecen lo más urgente de mi vida.


mis dedos van a seguir tocándose, 

rasguñando mi identidad, tocando las heridas sin permiso, tanteandolas

cauterizandolas, ahuecandolass, agrandandolas, desgarrandolas


y yo voy a estar


con los labios tocando mis dedos

o mis dedos tocándome los labios 

viendo como todo


a veces lentamente,

a veces de una forma absurdamente veloz

se va pudriendo en mi,


tanto dentro como fuera,


sin

poder
hacer 
nada.

y mis dientes, malos, amarillos, agrietados y tristes 


van a degollar toda aproximación a la esperanza


comiendo de su mugre

de su falta, de su carencia

para desviar la atención de aquellos que me miran comerme las uñas


de lo que roto que estoy realmente.


viernes, 20 de abril de 2018

por favor, omitan éste párrafo cuando editen mi biografía

I

dispongo la mesa del comedor para hacer una barricada.

refugiarme de lo que me pega hachazos en la puerta todas las noches,  
como objetivo primario.

me arrojo del cuarto piso con mis sábanas mojadas como paracaídas.

nadie va a saber nunca
de lo que me hace llorar en mis sueños

o de la incontinencia urinaria con la que cargo desde el vientre.

las cloacas son rutas de escape

"mujeres y niños primero"

mi infancia esquivando su presente.

aquella idea de no saber como hacerse frente a uno mismo por no tener las herramientas adecuadas
o por el simple hecho de tener miedo.

II

hablo
negándome,

diciéndome sobre los demás,

dejando que aquellos se pudran por mi.

el sol enceguece.
un mar muerto me acaricia con su corriente de autopsia mal practicada.

mis heridas humedecen la sal,
se nubla.

no hay nada por qué seguir luchando.

III

me da miedo viajar en subte
porque siento que estoy constantemente despegando en un avión de una aerolínea barata

y me aterra despegar
y los aviones

y estar bajo tierra, no oyendo nada de lo que me dicen.

y también me aterra no ir a donde quiero ir
y las películas de los aviones que están todas dobladas

y no tener control sobre mi propia muerte,

y la linea c 
sobre todo.

hay una curva donde ves el vagón que va en dirección contraria
viniendo derecho, derecho,

exactamente hacia donde estás.

ves en sus luces el reflejo de tu rostro asustado,

el de tu niñez, refugiándose en una estructura de brazos con mas huesos de los que debería,
y el de tu frente con los rastros de la formación de hace 30 años que nunca cambiaron

además del aviso de demora con tu cuerpo estallado

repartido entre las 9 estaciones.

IV

amanezco con  pavimento crudo entre las encías
un piquete en mi mandíbula

y un pedido de captura para mi lengua, que yace fallecida
en lo más profundo de mi cenicero.

tengo que vomitar.

sexo oral calibre .45
las yemas de los dedos incendiadas por el calor de la campana,

la manifestación de la fé.

domingo de ramos,
            resurrección.

V


es extraño
despertarse

y seguir siendo lo mismo

   que prometiste cambiar, hace ya tanto.

lunes, 16 de abril de 2018

restauración de un comentario extraído de un foro de internet que cerró sus servidores en 2008

- "¿como te llamas?"

¿como que "como me llamo"?

¿como me llamo?
¿por qué me llamo?

¿quién me llama? podría comenzar por ahí,

si uno me dice pibe,
otro flaco,

otra loco,

y para quien me conoce tengo un nombre,
y para quien no me conoce también, pero está oculto.

y nadie me consulta si lo que tengo lo porto con orgullo, porque no me llamo, sino que me llaman por mi.

y si no soy un nombre, bien puedo (intentar) llamarme por lo que hago.

entonces podría resolver que por mi apariencia y/o gestos se deduce (o podría deducirse) que:

- no duermo bien
- no coordino bien para caminar
- nunca miro a la gente a la cara
- siempre me siento con las patas cruzadas, preferentemente la izquierda sobre la derecha
- jamas me paro con las dos piernas, siempre alguna de las dos hace todo el equilibrio (eso explicaría porque no camino bien)
- mi pelo siempre tiende a cubrir mi rostro
- mi rostro siempre tiende a ser cubierto por mi pelo
- mis manos arañan mi ropa siempre que pueden por temor al abandono
- uso ropa holgada, preferentemente mas estirada del lado izquierdo que del derecho

en una primera aproximación, se afirmaría que tengo la columna desviada -sospecha que vengo conjetando hace algún tiempo-, que me pongo nervioso y por eso no veo a la gente cuando interactuo y que estiro mi ropa para evitar fumar tan seguido producto de esos nervios -ah, si, y también que fumo-.

bueno, si. soy una mala postura, un camino mal caminado y una ansiedad continua, pero no fulminante.

tambien, bueno, fui el pibe, el loco, el flaco, ese de ahí y aquel de allá

fui un número, un nombre concreto, otro número en otra situacion ajena a la primera y fui un nombre que no era certeza, sino suposición.

fui la espera, fui el enojo, fui la frustración, fui el abandono, pero jamás el deseo.

fui decenas de anécdotas contadas por personas que luego de haberlo hecho se dieron cuenta de su falta de relevancia, desentendiéndose del tema para no volverlo a mencionar.

fui la ausencia dialogada.

fui el que lloraba una gotera en el baño del piso de abajo.

fui el que aplaudía sus manos polvorientas fuera de una casa abandonada, esperando que alguien saliera y me patease penales al arco que había hecho con los cuerpitos de mis perros sacrificados, porque fui, también, al que le regalaron una pelota para su cumpleaños, y todos los días con guantes nuevos esperaba revolcarse en la tierra, pero con un propósito.

fui aquel que jamás jugo con nadie, aquel que empleó sus guantes nuevos para sacar la maleza del patio de atrás de mi casa.

fui el único que visitaba el patio de atrás de mi casa.

fui el único testigo de mi primer sueño roto.

¿entonces cómo me llamo?

comprendo que soy la aproximación de una entereza que está distribuida en distintos planos,
ninguno de ellos relevantes para nadie.

el nombre que tengo, podría no portarlo.

descompongo lo que creo que fui y no encuentro nada, ni nadie que me agrade.

prueba y error,
como nombre y apellido.

bueno. entonces puedo decir que soy ese de ahí,
soy el que no dice nada,
soy el que carga en sus manos el cadáver de su infancia,
soy el que entierra sus ojos en los antebrazos,

soy el que se muerde los labios para evitar decir algo y que nadie me responda

soy todo lo que no quiero ver.

reprimirse, censurarse, arrodillarse para cubrirse la cabeza con los brazos.

soy aquel de allá,

soy la derrota,
soy la única habitación vacía del departamento

soy quien oye todo lo que susurran en la pieza contigua.

soy el vaso en mi oreja esperando una palabra que refiera a mi,

soy la frustración
la impotencia
y la soledad.

aunque a pesar de todo no llego a ser olvido aún, porque me recuerdo
a pesar de intentar todo para no hacerlo.

soy mi propia memoria.
soy mis sueños rotos, mis esperanzas incendiadas, mis manos buscando el cielo y atrayendo la lluvia

y soy el agujero en mi techo que llora sobre mi cabeza.

soy lo que encuentro:
- una foto carnet con una mirada rota
- un retrato familiar con mi rostro quemado
- el cuerpo de una gata muerta y a sus hijos que se alimentan de sus restos 
- tres colillas de la misma marca de cigarrillos
- una bolsa de basura rota 
- un anuncio de tarot que me promete que las estrellas guiarán mi camino hacia mejor
- el cadáver de una estrella fugaz venida abajo
- un cuaderno que recopila todos los sueños de una persona en un lapso de 9 meses
- un calendario con solo los 3 meses de invierno
- un certificado de defunción.

fui quien caminaba mal
soy quien tiene los dedos amarillos por fumar tanto
fui quien estiraba la ropa de mi mamá para que no me abandone
soy el abandono que me han hecho.

fui quien temía caminar descalzo para que no me matase lo que habitaba bajo el colchón
soy quien se esconde de sus miedos bajo su cama 

fui el incendio que acabó con el árbol favorito de mi patio

soy el agua estancada en la cuenca del rio en la cual duermo.

soy mil pulmones llenos de ácido
soy la lengua que lame baterías, la bañera llena de sangre y los azulejos tallados de poesía barata.

soy una boca que florece,
que marchita lo que habla

la palabra muerta bajo mi almohada

y el nido de polillas en mi ropero.

fui la quemadura china permanente en mi muñeca, la ultima elección en clases de gimnasia,
el único banco individual,

el amigo invisible verdaderamente imaginario.

soy la caminata de noche, el revistero que me encierra como tunel,
el kiosco que no tiene mas cigarrillos

la calle vacía y mis llaves rotas.

soy quien duerme afuera, quien muere de frío, el prisionero de las cucarachas
quien corta la calle inmolándose para señalar un desvío,

soy el auto que no frena,
las luces que iluminan mi rostro

mis manos alzándose creyendo que alcanzaron el cielo

soy la lluvia de mi funeral,
soy el padre, el que se cubre de luto y el cuerpo.

soy la ausencia de cementerio,
de lápida, de nicho.

soy la extinción del recuerdo.
  
- "¿qué como me llamo?"

- "si, igual dejá, no importa."

un ventilador de techo, un cenicero inundado y una guía telefónica tallada en la pared



no quiero buscar complicidad
en nadie

no quiero ser un búho paranoico.

santísima trinidad: quien 
sentencia, 
quien baja la palanca sin abrir los ojos
y quien se adeuda por no pagar la cuenta de electricidad.

me escribo con palabras inauditas
como un papel quemado a la luz del sol.

salir sin sentido, ver la niebla entrar sin aviso

¡obsolescencia juvenil!

diferenciar las características
entre aquello que perdimos y aquello que esperamos, desarrolle:

me quemo las pupilas
con cigarrillos apagados
a ver si veo algo.

rápido: una pala de metal y 1cm2
para enterrar un corazón a punto de nacer

sepamos no dar más de lo que podemos.

me veo en la oscuridad
que cae sobre nosotros,
es una realidad crepitante,

es inútil
cortar la correa que te une con mi sombra
duele tanto como cortar los tendones
que me mantienen en pie,

es inútil no caer.


HAY/QUE/DES/HACER/ SE/DE S/PREN/DERSE

ya después de eso no hay camino erguido para seguir adelante

no controlo todo lo que respiro
pero te vomito sin mirar.

me rehúso Me Niego
            me nIegO
      me niegO


escrito con felics y caro

miércoles, 11 de abril de 2018

el dilema de odiar equivocarse y hacer un error de todo lo que hago

las luces de la calle y el motor de mi heladera vibran a frecuencias similares.

hay una tormenta que nace prematura.

residuos huérfanos llegan a mi y ya no tienen fuerzas para buscar otro refugio.

me fabrico un vestido con bolsas de nylon rasgadas,
una corona con flores desechadas de amores reciclados

y una esperanza, con todo lo poco que me queda.

y desfilo.

toda la cuadra es mi pasarela,

toda baldosa floja que repiquetea barro entre las hendijas de mi vestido, 
parece innovarlo, abstraerlo.

entiéndase como si jackson pollock interviniese carrefour.

me quedo quieto mirando a un público inexistente,
un público que marca el fin de la luminaria pública

un público que se ve similar a lo que sueño

una garganta helada,
un par de ojos bien cerrados

un corte de luz general.

-allá afuera te comen vivo-, me han dicho.

no quiero decir que tengo miedo,
todos los ojos están puestos en mi

y no puedo defraudarme, no de nuevo.

pero la verdad es que por dentro estoy llorando,
me estoy cayendo.

me doy vuelta
y sigo desfilando.

por cada paso que doy, el suelo se agrieta.

nado sincronizado edilicio: por cuadra hay, digamos, 8 edificios de, supongamos, 7 pisos cada uno,

por cada balcón, alguien derrotado

entregándose al precipicio
como acto de fé,

uno tras el otro.

ya no me mueve nada.

el despliegue de muerte fue una salida triunfal,
todo el mundo quiere ser mi amigo ahora.

los autos con sus flashes me irritan los ojos
  
me acorralan a bocinazos para que les diga que existe un futuro mejor que este presente.

me coso los labios con hilos de cera para no dar testimonio,
me censuro para no volver a arrepentirme de algo que dije.

mi antebrazo es testigo
de todos los arañazos que me infligen 

para obtener una parte de mi,

y eso que jamás fui algo más allá de partes incompletas cosidas con retazos de alambre oxidado.

me desarman,
me desmiembran,

me hablan por demás de lo que soy, de lo que fui.

se hacen abrigos con mi piel
y posan inundados de formol para preservar ese momento.

estático.

ajeno.

yo me limito a dormir entre árboles cuyas raíces jamás se tocan,

donde la tierra es húmeda, 
donde jamás va a nacer calor.

donde hay otros como yo, 

otros con las costillas ahuecadas,
con los labios pulverizados,

con las pestañas quemadas 

durmiendo muy, pero muy cerca a pesar de que no tengamos conciencia uno del otro.

la otra cara de la entrega hacia los otros

es eso que nadie te dice,

es ese momento donde ves al techo, con la luz prendida, intermitente
vibrando a una frecuencia similar 

al motor de tu heladera, que en su carencia

al abrirse despliega una luz que dilata tus pupilas,

pero cuando se cierra y nadie mas puede ver dentro de ella
llora en lo oscuro

pudriéndose poco a poco

por aquello que dejaron adentro y nadie recuerda,
ni vuelven a utilizar.

lunes, 2 de abril de 2018

un hombre se sienta en su reposera en el jardín de una casa abandonada a ver como todo comienza a extinguirse lentamente

me ensordece el silencio,
mientras me laten las vísceras, 

mis manos estrangulan pequeños cuellos de papel

antes de abrazar mi abdómen dañado
hambriento
y helado.

-me voy a olvidar de pagar el gas por tercer invierno consecutivo-

mi frente se hunde en mis rodillas,
que atesoran todas las veces que caí rendido ante la idea

de que ya no llamará nadie,
de que ya no vendrá nadie.

de que mi corazón se comporta como un hospital abandonado,

con las camas a la altura del mentón,
así los enfermos pueden hallarse mas cerca del cielo.

un cielo con un jesús manifestado en una mancha de humedad y un grafiti de un nombre mal escrito
-un intento para preservarse como algo más que un instante que no vale tanto-

un cielo cuyas maderas podridas y sedimentos erosionados

ceden ante la imposibilidad de seguir sosteniendo esa mentira.

las rodillas de dios tienen marcas de cuando cayó rendido
ante la idea de verdaderamente no poder otorgarle un cielo a un enfermo crítico.

un enfermo que muere, sin haber sido confesado
cuando el cielo se le cae en el rostro.

y digo, entonces.

si arreglase mi voz e interpretase el mas sentido de los pedidos de auxilio,

no lo escucharía nadie.

-no le importa a nadie-

y es en este punto donde se marchita todo aquello que está por venir,

donde el suelo, sin brillo,
se hunde en la exacta serie de pasos que doy durante el día,

donde el resto es accesorio.

esto se traduce así:

de la cama al baño,
del baño a la cama.

la silueta de mi colchón va cayendo hasta rozar el techo del piso de abajo.

de la cama a la cocina.

hay un par de huellas mas profundas que las otras
donde me quedo viendo la ventana que da a la calle

donde hay sol y la gente camina
y donde esa gente que camina ve el sol y pone su mano en su mirada mientras rie

y yo pongo mis manos en mis ojos

y me quiebro.

de la cocina a la sala de estar.

hay una pared marcada de tanto que la veo

esperando pulverizarla
o que solamente pase algo.

de la sala de estar a la cama.

el techo se burla de que no duermo hace dias,
mi almohada obtuvo una orden de restricción.

la ventana jamás cerró bien,

sé que me voy a despertar enfermo

y me da lo mismo.

este punto
donde la bañera es mi cama,

donde mi cama es un basural

y donde el espacio bajo ese basural, está reservado para que nadie me vea coserme los párpados con la cera hirviendo de la última vela que me queda por no pagar la luz.

fui tejiendo cuentas vencidas para abrigarme de mis faltas.

y no sé pedir perdón
sin cometer los mismos errores nuevamente.

aunque si sé como va a terminar esto:

la muerte me tapa la boca,

dos tumbas con mi mismo nombre

reclaman la presencia
de una familia que llore por alguna de los dos.

el último refugio de los mediocres,

en singular, 
en este caso.