vi los árboles
más atrás
que nacían
de enchapados
por los que bajaba el agua
con la que se bañaban
los cuerpos,
quitándose
la culpa.
la nuca
era rompiente.
la playa, una trampa.
las parcelas alambradas -circo de alacranes-
la boca pastosa
la lengua humectando los labios
para chasquear el aire
y tratar de alejar la humedad
al menos por un rato.
gritaron pájaros
lejos, bien lejos.
pájaros
que eran
muerte, y veían con ojos
que eran incubadoras de parásitos
que repiqueteaban dentro, haciendo mímica
de la lluvia.
mentiría si dijese que no tengo miedo.
mentiría si dijese que no quiero oírlos gritar otra vez.
hay algo que no recuerdo: ¿cuántas puertas golpeé hoy?
las rodillas
eran rostros
pidiéndome
que me vaya lejos,
bien lejos.
las máscaras
se resbalaban
de cabezas
sin norte,
caían a mi regazo
que era cálido,
era hogar.
¿dónde
quedaron esos relieves
por donde
se perdía
la luz?
el agua se escapa por entre los espacios de mis dedos
mis pies van hundiéndose en el barro.
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