arriba nuestro,
los cables de alta tensión se contraen hacia arriba, para luego desprenderse hasta volver a recordar sus límites
respirando entre las nubes una melodía que, a primera vista, nadie reconoce.
unas manos acarician con precisión un instrumento invisible,
mientras alguien se pregunta si con sus dedos remojados por la humedad,
podría hacer sonar de las aureolas de sus oídos
una canción que sea suya
y únicamente suya.
el chasqueo de decenas labios ajenos,
me ayuda a confeccionar un mapa de una voz que creía perdida.
entiendo, sé lo que habita en mi,
aunque todavía me cuesta el hábito de cultivar el recuerdo y navegarlo,
solo para que después termine devolviéndome a este lugar
y todo se haya ido.
sé lo que hace daño,
ojalá fuese solo el deseo
el único agravante.
me rindo ante la caída con la esperanza de volverla mas lenta y abrazarla un poco más.
quisiera expandir lo que está por encima,
hasta volverlo eterno.
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