aquella penumbra pretendía ser díptica.
dando a conocer, solo a primera vista.
una simple oración, de una infinidad de historias que aquella oscuridad podría haber narrado a quien se lo pidiese.
pero resguardándolas.
en solo un prejuicio.
volviéndose subjetivación propia de quien las vea.
como las tapas del libro.
que los ayeres escribieron.
para evitar desaparecer por completo.
pero ustedes sabrán.
que para cada quien, el ayer es distinto.
las tapas podrían hacerle memoria a una pesadilla.
o bien, podrían relatar la mejor de las anécdotas con solo un dibujo o palabra.
pero viendo el lado negativo de cada persona.
el que ve aquellas tapas como algo estrepitosamente nocivo, es un pesimista.
mientras que si se ven de la otra forma, se vive en el ayer.
un díptico imaginario.
y porque no, un libro, en el que cada tapa es un extremo.
pretendiéndose vivir en el nudo de la historia que este último cuenta.
para tener algo por que mantenerse en pie.
algo para mantenerse entretenido toda una vida.
pero generalmente no ocurre con mucha frecuencia.
pero muchos viven o en el título, o en la sinopsis.
los que tienen miedo de descubrir, y los que piensan que ya lo han descubierto todo, respectivamente.
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