tu voz se torna un cuasi-interminable incendio que solo se apaga.
al verse nombrado el silencio, que lentamente va extinguiendo las llamas de tus palabras.
dejando solo un cálido eco.
hablas a través de fugaces y ardientes explosiones.
que siempre dejan aquel sentimiento amargo en cada quien que te oye.
que pide, que desea un poco más.
como aquellos que quemaron sus labios al tener contacto físico con los tuyos.
pero ansiaban inmolarse.
ya que su abstinencia dejaba de ser, transformándose.
su avaricia comenzaba a nacer.
y siempre pedía, deseaba un poco más.
de vos.
pero cuando su boca desaparecía, y de ella solo quedaba un vago recuerdo manifestado en llagas.
te abandonaban.
y te atomizabas, culpándote.
y de esa culpa, decidías dejar de explotar.
dándole paso al silencio.
para que te pueda apagar.
completamente.
pero cuando parecías extinta, algún ser con más intriga que integridad.
quería conocerte.
experimentarte.
y se lo permitías, con toda la bondad que el universo podía llegar a brindar.
esperando encontrar un refugio en él.
mientras que el, solo hallaba un incesante sentimiento de disgusto y dolor.
para luego poder abandonarte.
y que tus flamas comenzaran a enfriarte.
decreciendo su intensidad.
azulandote.
dejándote consumir.
consumiéndote.
la retro-alimentación de romances descartables,
siempre la descartada eras vos.
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