miércoles, 24 de junio de 2015

Reloj

purgante, el reloj,
ansía la redención del tiempo mismo;

su marcar,
erosiona la vida de los seres,
minuto a minuto;
abarcando toda una vida

así será,
como de ajenos vientres,
emergerán,
nuevos seres;
mutando las almas en nuevos sentires,

la delicadeza,
de aquellos,
que ven por primera vez la luz,
será corroida,
por el pesar que la antigua esencia aqueja consigo;
aún así,
el reloj seguirá marcando;

llorarán sus agujas,
como llorarán aquellos seres,
al perder a alguien querido,
por la erosión del mismo tiempo;

las lágrimas de pena,
se atisbarán del lagrimal,
y caerán sobre el reloj,

llorarán así los dos,
por lo mismo;

la sensibilidad,
alentizará los engranajes;

el pesar,
y pasar del tiempo,
se verán disminuidos;

tanto así como la fluidez de la vida;

pronto se detendrán ambos;

los átomos, 
petrificados,
se avejentarán;

pero las pieles y facciones,
de todos los cuerpos,
deslumbrarán,

aún así si nadie puede verlas;

el reloj,
marcará el último minuto,

el corazón,
dará su último latir;

y el tiempo será eterno,
aún en inexistencia;

así,
la única certeza,
será la muerte

domingo, 21 de junio de 2015

Sueños

en mis sueños, la muerte canta,
danza,
odia,
llora,
ríe,
y ama;

aprende,
olvida,
sueña;

en mis sueños, la muerte vive,
respira,
se ahoga,
camina,
siente,
conoce;

recuerda,
en mis sueños, la muerte sueña;

extraña,
viaja,
se encandila,
se embriaga,
duerme;

despierta,
y de nuevo se encandila,
y de nuevo sueña;

en mis sueños, la muerte es mi amiga,

conmigo danza,
odia,
llora,
ríe,
ama,
aprende,
olvida, sueña;
vive (la muerte vive)
respira, y se ahoga,
camina, siente, conoce;

recuerda también,
luego sueña,
extraña, viaja,
se encandila y se embriaga,
y duerme,
para despertarse,
y de nuevo, encandilarse y embriagarse,

y es mi amiga;

en mis sueños, la muerte es fugaz,
cuando en verdad,
es eterna;


eterna compañía;

Callar

llorará,
afónica, mi voz,
al esbozar una palabra;
que el aire,
callará;

atisbase,
la afasia en mi;
pero no será ella,
si no yo,
quien pondrá fin a mis palabras,

reinará el silencio;

y recitará su canción,

luego,
llorará su pena;

y callaremos los dos;

y hablará la tinta,
apresada en prosa;
por la tristeza del poeta,
que en versos,
se despojó de su pesar;

volviéndolo la página negra,
en la que la tinta,
condenada está a retozar;

las llamas,
incendiarán el papel;

la tinta se fugará,
y la catarsis apresada,
tras su liberación,
matará al poeta;

y callaremos junto a él;

hablará la melodía,
creada a partir de un sentimiento,
por el músico;

triste es su cántico,
y mas triste su creador;

aún así,
sus manos cansadas,
posadas sobre un viejo instrumento;
emanan un sentir,
que el ser,
aún no ha perdido;

pero de la canción,
decrece su tiempo,
haciéndose,
cada vez mas lenta;
mas triste,

los acordes se hacen mas largos,

decrece su tiempo,
hasta extinguirse;

el músico ha fallecido,
y con él la melodía;

se callará su guitarra,
y con ella,
el músico,
el poeta,
y yo;

todos,
callaremos junto al silencio;


poniéndose fin a si mismo;

martes, 16 de junio de 2015

Como distenderse de una tristeza

mi cuerpo se petrificará,
y retozará en un naufragio;

será una barca asediada por la carencia de orientación;
que anhelará el horizonte;

su expresión,
encerrará a su mirada,
que ya fallecida,
rebozará su rostro en pena,
inundando la embarcación,
lágrima a lágrima;

así,
cuando eterno se muestre el lamento,
el agua deslizará sobre la piel,
que naufragará bajo el agua;
y su corazón,
se empeñará por palpitar,
aún ahogándose también,

el último latir se extinguirá,
en el exacto momento,
que los pies hayan tocado fondo,

ahí el cuerpo,
recobrará su movilidad perdida,
y nadará en un intento,
por hacer prevalecer su vida;

y para cuando llegue a respirar de nuevo,
viéndose vivo, otra vez;
se rehusará a volver a la costa,
y nadará,
anhelando capturar al horizonte,


Vívido

arrojaré mi cuerpo,
desde un décimo piso,
hacia el asfalto;
¿de que vale la carne?
si el alma se ha fugado;
además, el tiempo se erosionará,
sobre mis estigmas,
deslizando una lágrima en ellas,
en un vano intento,
por alcanzar la sanación corpórea;


mi sentir se ha fugado,
y mi mirada ya se ha perdido;
arrojaré mi cuerpo,
y mi pensar;
se estrellarán en el asfalto,
y mi carne dará lo mismo,
y el esplendor de la agonía,
me abrazará,
haciéndome sentir,
que casi estoy vivo,
antes de extinguirse mi vida,

domingo, 14 de junio de 2015

Sangre

la ensoñación ha envejecido;

el ojo del ensoñado,
ha sido cercenado;

la niebla obnubila a la luna,
ya ciega;

las lágrimas ya no pueden caer,

un lecho de sangre,
es lo que la pena de las almas mundanas, hoy sueña;

(ya todos los seres son pena;)

aquel ímpetu, que oscila en la gracia de la danza sangrante,
y que se refleja, en aquellas mentes mortales;
maravilla mórbidamente a los ensoñados,
el horror tantea sus emociones,
y juega con la expresión corpórea;
liberando el helado sudor,
que el pavor mismo acarrea;
y dejando oírse gritos,
de temor;

hasta esfumarse junto a la noche;

(la ensoñación ha muerto;)

la perpetuidad de la oscuridad es su amenacer,
y a lo que amparan para nublar el recuerdo de la sangre;
que tras un calmo momento de reflexión,
cae del ojo,
como estigma;

las lágrimas ya no pueden caer,
pero la sangre si;

y ya que muerta yace la ensoñación,
el ensoñado agoniza,
mientras la sangre se escapa de su mirada;
y su visión, antes negra,
se vuelve roja, poco a poco;

la sangre recubre su cuerpo,
tiñendo su tez, que antes ostentaba connotaciones ilusorias,
y que ahora,
se muestra con rasgos mortuorios;
casi esperpénticos

y todo enrojecido,
el ensoñado danza, para desviar su agonía a la gracia de la morbosidad,
poco a poco se licua;
la célula tras célula,
se convierte en gota tras gota;

el ensoñado ya es sangre;
(sus lágrimas estigmales ya no caen, y su ojo ha cesado de mirar)

ha perdido el temor,
y su calidad de humano;

el ensoñado ya es sangre;

y en lo que sangre,
en su facultad, representa;
el ensoñado, se vuelve la ensoñación,
de otro ensoñado con el ojo cercenado,
lleno de pavor;

cae la noche,
el ojo se entrecierra,

la sangre comienza su danza,

domingo, 7 de junio de 2015

Agónico

I

me desperté temprano para ver al alba;

y caigo en cuenta, que en mi, ronda,
la idea de un periplo futuro,
junto con la eterna vivencia de un recuerdo;
así, a partir de la irónica divergencia,
y antes de que brame la incertidumbre;
se gesta la idea,
de un peregrinaje a través de la memoria;

que sabré emprender,
personificándome como,
todas mis formas pasadas,
ubicadas en algún punto memorial,
donde tiempo atrás;
se sabía encontrar el presente,
que escapó de aquellos vestigios,
siguiendo a mi esencia,
hasta el día de hoy;

pero temo por él,
temo fugarme de este espacio temporal,
temo por el posible ocaso de mi existencia;
y por que podría pasarle al presente sin mi,
no quiero que desaparezca,
junto a mi,

antes, clamaré permanencia,
y en mi hombro, el presente llorará su pena;

luego, me iré a su lado,

II

el presente se ha hecho a su nombre;
pero no lo siento,

hoy soy la crisálida,
de un ser naciente;
el gestar,
me cobija;

no distingo lo fantasioso de la realidad,
la inexistencia es un temor,
pero me embriaga la calidez de este lugar;

se acrecenta una luz,
junto a dos manos que corrompen mi refugio;

doy mi primer llanto,
saludo al presente;

me ha extrañado;

III

me abriga el calor maternal,
que me suelta en un jardín,
lleno de las flores mas bellas,
que mis ojos pudieron alguna vez haber visto;
y que mis manos,
alguna vez pudieron haber tocado;

maravillado, elegí una;

la mas bella de todas,
de la cual, supe desgarrar su pétalo mas grande,
para correr, abrazado a el, en el pastizal,
que ante mi ser,
se muestra en plena inmensidad;

el viento mece su verde follaje,
meciéndome a mi también;
mientras una mirada me cuida mas allá del horizonte;

dejo al pétalo ser;

ser trazado por el viento,
ser libre;
y volverse un pedazo mas del cielo,
que tan celeste,
casi me permite ver mi propio reflejo;

como el agua;

y esta es la verdadera libertad,
de la que casi me he olvidado;

y mi flor sigue tan bella como la recuerdo,
a pesar de faltarle su mas hermoso pétalo;

el sol aún no cae,
alimentando todo este jardín,
alimentándome a mi también,
de su calor;
que se acrecenta,

cegando mis ojos;

extasiado en libertad,
ignoré al presente,

que tal vez estuvo allí;

IV

hoy yo soy la luz!
que se ve en compañía del presente, 

no me ha abandonado;

su compañía en lo poco que lleva este periplo,
ha sido leal,

el cielo azul,
con leves tintes violetas,
contrasta con el perpetuo gris de los edificios,
me veo en el recuerdo que robe, tiempo atrás, de este panorama;

recuerdo,

me hipnotizaron los cables y como estos, cercaban al cielo,
impidiendo que cualquier mano,
tan solo anhelara con tocarlo;
y como el gris, sin importarle la caída solar,
se mostraba brillante ante las miradas,
despojadas de cualquier candor y vida,

dominándolas;

y la caída de un cuerpo,
desfallecido y deshumanizado,
desde el punto mas alto de esas grises edificaciones;

del cuerpo,
que desafió aquella imposición;
me supo cautivar su mirada,
alta en el cielo que no podía tocar;
de la cual se percibía vida,
aquello que todas las personas que bajo sus pies estaban reunidas,
parecían no tener;

la suerte estuvo con esas personas aquel día;
ya que presenciaron un alma por primera vez,

y me hipnotizó el accionar gravitatorio,
empujando la carne hacia el alquitrán del asfalto;
y como, por primera vez,
sentí que el tiempo se detuvo;

tal vez de ahí nació la idea que surcó mi sapiencia,
y me empujo a peregrinar en mis vestigios;

el presente, recuerdo,
aquella vez se horrorizó al oír al cuerpo terminar de fallecer;

me maravilló la sensibilidad de la escena;
las lágrimas,
la sorpresa,
la piel erizada, incluso la mía;

y aún mas,
la sonrisa del ser ya libre de su forma;
plasmada en perpetuidad en su cuerpo;

oh, la belleza era indescriptible!
la idea del cuerpo, que privado de libertad se animó a tocar el cielo;
para luego desechar su carne
y volverse eternidad,
rondó por siempre en el recoveco de mi recuerdo;

el presente lloró en su hombro sin vida;

V

hallé la belleza en la muerte;
hoy me toca hallar lo trágico en ella,

se atisba la tristeza;

VI

el luto me ha despojado de mi flor favorita;
y su último pétalo,
vuela junto al sauce,
que cubre mi cara;

sus hojas aún guardan la tristeza del presente;
que está presente;

capturo al pétalo;

el jardín es mucho mas pequeño hoy;

quien sabrá de percepción?

-"quien sabrá de amor?"
clamo,
llorando a los hombros del presente;

en un último encuentro,
dejo el pétalo sobre la sonrisa que la vida me otorgó;
que será enterrada en el sepulcro mas negro,

la reiteración de un por que;
oh, mi único intento de ayudarme a mi mismo y es inútil;

el presente se ahoga conmigo en mi tristeza;
el pastizal que recorrí tanto tiempo,
y que me hizo ser feliz por primera vez;
hoy me vuelve un lamento,
una pena,
una tristeza;

y me vuelve alguien que cuestiona la vida,
y el por que de su extinguir;

y de su fugacidad;

ruego por el presente,
para que no me abandone,
no así;

como el ser amado que bajo tierra,
hoy conoció su final;

¿donde está el presente?

VII

¿y el presente donde está?

la realidad se altera;
me veo agazapado en un recóndito rincón;

las viejas tablas de madera del suelo crujen a mi caminar,
y son como gritos provenientes de el peor infierno;
no quiero caminar;
no quiero sentir más;

quiero existir,
ser un infante que apenas afloro en esta vida;
quiero ser un jolgorio;

tantear la felicidad de nuevo!

mi expresión solo decae y decae,
y la noche parece eterna,
como la pena que acarreo hoy;

mis lágrimas le lloran a un hombro que ya no está para mi;
el presente se ha esfumado,

mi temor se ha hecho certeza;

VIII

mi gesticulador aún recuerda la expresión;
el alba parece eterno,

desvarío;
me desvié de mi sendero;

un espasmo recorre mi cuerpo;

dos espasmos recorren mi cuerpo;

tres espasmos recorren mi cuerpo y mi mente;

se desequilibra mi pensar,
mi sentir se obnubila ante la maldad de este mundo;

de mi ojo brota la última lágrima;

la tristeza se ha acabado,


IX

mi gesticulador apenas posee remembranza de la expresión;
el alba parece alejarse de lo eterno,

si, me he perdido!
y no! no quiero sus sucias manos sobre mi cuerpo,
por favor, no sean condescendientes;

si tan solo supieran lo que falta por ver!

las maderas donde mi cuerpo está posado,
crujen,

gritan,
y preciso silencio para oírlas;

y para escuchar,
el movimiento de los engranajes de las viejas máquinas,
y como estos, sudan aceite, a causa del vapor;

saben?
yo quise, y pretendí en vano ser un jolgorio!

pero sepan ustedes:
los jolgorios se han hecho trizas!
y la pena es la gloria que reina el universo;

yo mismo, solía ser la pena en su máxima pureza,
¿pero para que?
¿para que lloren en mi, lágrimas mundanas de tristezas inevitables?!

¿sabrán estos mortales,
de la fatua divinidad que ostentan ellos entre si?
oh, si, si! los dioses terrenales,
oh, si, si! perpetua arrogancia y vanidad!
oh, si, si! los mortales asesinados por sus pares!

a un paso de caer en el abismo;
me alzo mas allá!
arriba de su pesadez, y su tristeza,

me rio sobre sus cuerpos!

"que en este comunicado se sepa que por fin ha abdicado!"

-"¿ha abdicado quién?";
-"¿quién ha abdicado?",
ohhhh, los mortales bañados en lamentos, se preguntan entre sí,
en un intento por conservar la décima de ilusión que los alimenta;

la voz penetra en la piel,
y eriza el pensar;

"Dios ha abdicado de esta tierra",

los dioses terrenales se mofan de aquellos engranajes,
de las viejas máquinas a vapor;
que mutaron en jolgorios, hoy hechos trizas;

y hoy son las mismas personas quienes sudan aceite hirviendo,
a causa del infierno en el que han sido condenados;

bramido obnubilante;
acrecentase la oscuridad,

mi gesticulador no siente la expresión;
el alba se ha hecho mañana,

X

quiero volver a donde mi viaje comenzó;

presente,
presente, PRESÉNTATE!

no me dejes solo en pena,

por favor!
no cesará mi existencia hasta otro día!

el periplo no ha terminado!

despertar, despertar;

se acrecenta,
la oscuridad, la oscuridad;

atisbo un haz de luz

el filo de mis párpados,
se cierra;

XI

despierto;

y hoy, ahogado en lamento,
me veo de vuelta en mi;

el presente, conmigo,
siempre leal,
agoniza;

mi vida fue un segundo,
y una eternidad en si;

cierro mis ojos,
soy la crisálida de un alma,
y un cuerpo con mas vida,
que todos los que hoy, están reunidos a mis pies;

mi temor se ha hecho realidad;

el presente ha abandonado esta tierra,
y me ha abandonado,
bajo tierra;

ojalá me encuentre despierto de nuevo mañana por la mañana para ver el alba;

martes, 2 de junio de 2015

Eternacidad

cabiz baja, la mirada cautivada,
se enamora del brote de la tierra;
que deja un fruto, 
en el sendero;
que como consuelo,
la tierra le da a aquel peregrino,
que hace frente ante lo inhóspito,

el vientre se petrifica;
la flor se alza tras la germinación;

pronto será sauce,

pronto su hiedra,
acariciará las manos de los infantes,
que como aventureros lo treparán;
la mirada ya con las comisuras avejentadas,
se enamorará de su fruto,
y susurrará ante su madera;
que en su progenitor,
él mismo árbol, afianzó sus raíces,
y ambos serán eternos;

el sepulcro hace brotar penas,
de las miradas que cabiz bajas,
no se enamorarán;
acarrean la tristeza de la memoria;
fertilizan en sollozantes bramidos,
a la tierra, hoy de luto,
y el follaje de su sauce no se mece;
el viento abdicó su lugar por este día,
y acarició la lápida de la eterna somnolencia,
con un céfiro,
a modo de despedida;

la eternidad de luto,
aborrece la fugacidad del tiempo;

hoy ya no se afianzan los sentires,
del viento ni de la tierra,
con la mortalidad;
hoy, las miradas cabiz bajas, encuentran rechazo en el suelo,
así, mártires ellas, se enamoran de la soledad,
pero la tragedia es otra;

solo fallecen ambas,

y el viento brama destruyendo sus estelas;
los céfiros solo son casualidades;
y solo erizan la piel,
puesto que el anterior afecto antes en ellos,
desapareció;

y el sauce conmovido ante la fragilidad humana,
no soporta aquello que la disidencia,
entre lo eterno y lo fugaz, acarrea;

destiende así sus raíces,
y se desprende de la tierra;
que de nuevo, de luto,
genera la hambruna,

bocas hambrientas claman por la tierra y por la lluvia;
y por la germinación,
aquella que al sauce la vida le dio;

la esencia se desliza en el vacío,
que las grietas producidas por la sequedad de la tierra,
le regalan;

se corroen los sentires del ánima,

y las miradas, ya no representan ningún sentir humano;
el humano se ha convertido en mortal;
puesto que aquella eternidad,
no consideraba como algo perpetuo,
a su vestigio;

la tierra muere,
y el viento con el;

el mortal, ya se alimenta de su carne;

y bajo la decrepitud de la tierra,
entre tantas almas,
el tiempo transcurre mas rápido;

luego, tras que la superficialidad de la tierra vuelve a maravillar;
el vientre que aquellas ánimas crearon, se petrifica;
se alza aquella vida tras la gesta;

y una mirada cabiz baja,
se enamora;