cabiz baja, la mirada cautivada,
se enamora del brote de la tierra;
que deja un fruto,
en el sendero;
que como consuelo,
la tierra le da a aquel peregrino,
que hace frente ante lo inhóspito,
el vientre se petrifica;
la flor se alza tras la germinación;
pronto será sauce,
pronto su hiedra,
acariciará las manos de los infantes,
que como aventureros lo treparán;
la mirada ya con las comisuras avejentadas,
se enamorará de su fruto,
y susurrará ante su madera;
que en su progenitor,
él mismo árbol, afianzó sus raíces,
y ambos serán eternos;
el sepulcro hace brotar penas,
de las miradas que cabiz bajas,
no se enamorarán;
acarrean la tristeza de la memoria;
fertilizan en sollozantes bramidos,
a la tierra, hoy de luto,
y el follaje de su sauce no se mece;
el viento abdicó su lugar por este día,
y acarició la lápida de la eterna somnolencia,
con un céfiro,
a modo de despedida;
la eternidad de luto,
aborrece la fugacidad del tiempo;
hoy ya no se afianzan los sentires,
del viento ni de la tierra,
con la mortalidad;
hoy, las miradas cabiz bajas, encuentran rechazo en el suelo,
así, mártires ellas, se enamoran de la soledad,
pero la tragedia es otra;
solo fallecen ambas,
y el viento brama destruyendo sus estelas;
los céfiros solo son casualidades;
y solo erizan la piel,
puesto que el anterior afecto antes en ellos,
desapareció;
y el sauce conmovido ante la fragilidad humana,
no soporta aquello que la disidencia,
entre lo eterno y lo fugaz, acarrea;
destiende así sus raíces,
y se desprende de la tierra;
que de nuevo, de luto,
genera la hambruna,
bocas hambrientas claman por la tierra y por la lluvia;
y por la germinación,
aquella que al sauce la vida le dio;
la esencia se desliza en el vacío,
que las grietas producidas por la sequedad de la tierra,
le regalan;
se corroen los sentires del ánima,
y las miradas, ya no representan ningún sentir humano;
el humano se ha convertido en mortal;
puesto que aquella eternidad,
no consideraba como algo perpetuo,
a su vestigio;
la tierra muere,
y el viento con el;
el mortal, ya se alimenta de su carne;
y bajo la decrepitud de la tierra,
entre tantas almas,
el tiempo transcurre mas rápido;
luego, tras que la superficialidad de la tierra vuelve a maravillar;
el vientre que aquellas ánimas crearon, se petrifica;
se alza aquella vida tras la gesta;
y una mirada cabiz baja,
se enamora;
No hay comentarios.:
Publicar un comentario