jueves, 2 de julio de 2015
Deseo
impetuoso el jadear de mi deseo,
se desfigura en su vivir,
su helada respiración,
mengua con cada aliento,
cada vez mas fría,
condensando mi vitalidad;
de a momentos,
y en mi,
flamea el condicionante de mi espíritu;
y el esbozo de su forma,
intentando atisbarse,
no solo en mi,
si no también,
en mi soñar;
y del anhelo inicial,
solo vestigios quedan,
para arremeter,
en contra de mi alma,
tan solo lo suficiente,
como para no abandonarme;
aún soy uno;
pero ya mi sentir,
como mi esencia,
se condicionan ante la falta del desear;
que consigo,
desfigura mi captación etérea de la vida;
el pigmento de las rosas,
sangra sobre tallos abismados en pena;
los pájaros ya no cantan,
si no, agonizan;
mi mirada,
cuyo asombro por lo que la rodea,
ya no es maravilla, si no estupor;
ha dejado de reflejarse en mi,
y ha dejado de reflejar el candor de la vida misma;
decrepito el vestigio ya,
se esfuma en un último pensamiento;
luego nada,
mi espíritu, atestado en vida;
no tolerará mi cuerpo,
abriendo la herida mas punzante que he sufrido,
y que no cicatrizará;
ambos nos perderemos de vista,
y será lo último que veré con vida;
luego nada;
abrumará,
el cántico mortuorio del cuerpo desnudo,
bramando ante el abismo de la nada;
los filamentos que sostienen el mundo terrenal,
uno por uno se irán desprendiendo,
como las almas, desprendiéndose de los cuerpos;
hasta que todo termine por resquebrajarse,
y el mundo se vuelva inconexo;
y caiga,
en su inminente declinación;
donde los pájaros agonizarán,
las rosas llorarán su color;
el pasto resecará de su vida,
el cielo tempestuoso, arremeterá contra el cántico mundano;
y donde el alma,
incapaz de escapar del ser que la atormenta,
por más que lo desease;
fatuidad clara de su parte,
puesto que el deseo del alma se ha extinguido,
junto con su unión con el humano,
el alma,
en su última tragedia,
se destruirá a si misma,
así se cumplirá el deseo del cuerpo,
que el alma nunca anheló,
ambos cayendo en pena,
al no poder ser la mínima cofradía que conforma al ser,
el alma se verá subyugada,
ante el poder del cuerpo,
se extinguirá así la esencia primero,
y el cuerpo,
aún cayendo junto al mundo,
plácidamente esperará su final;
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