inhumado ha de ser lo efímero,
puesto que la constancia en confusión,
se torna fugaz;
y darán,
estos bellos árboles,
sus frutos;
que serán palabras,
eternas;
no dignas de conocer el infortunio,
que el ritual del entierro para la vida, representa;
abundantes de la belleza maldita,
de esta naturaleza;
estos vástagos,
alimentarán la tierra,
y saciarán el aquejar del espíritu hambriento;
pero habrán de saciar,
el apetito de la voracidad en carnada en aves;
cuervos condenados al calvario terrenal,
que consigo, acarrean el dolor de una opresión mayor,
en donde se hallan,
los estigmas de sus alas,
invisibles al ojo humano;
la belleza,
será corrompida,
por la aflicción;
y la divinidad del léxico natural,
será presa del sollozar de lo equívoco;
que en ave,
como sus creadores;
mutará su forma,
y cantará, hambriento de belleza,
voraz,
no dejando vestigio alguno,
de lo que, oscilante en la culminación de un árbol,
alguna vez, fue;
y el oír su cantar,
habrá entristecido a la poética,
que en tu ser,
aguarda por asomar,
y tu fruto interno será,
ya, hijo de la putrefacción;
que crecerá,
ramificándose cual árbol en ti;
la poética,
conocerá su más fatídica acepción;
la fugaz obra del silencio,
que se romperá a si mismo;
tratando de esbozar una palabra,
que nunca se completará;
dejando falta de poesía a tu piel,
avejentándola;
y así,
ya, en afección se resquebrajarán,
los cristales de tu espejo interior,
que retozarán en sangre negra,
que llorará,
tu lagrimal;
un ojo,
te será arrebatado,
por aquella ave que no podía volar;
y llorarás más sangre;
adiós,
dirás a la poesía,
mientras agoniza el árbol,
y se seca su flor mas preciada;
vestirás de cenizas tu cuerpo,
y clamarás por un fulgor;
tu apetito crecerá,
al igual que tu sed;
perpetua condición de lo que refleja el ser humano;
y tu eternidad,
se confundirá, por el obrar de aquellas bestias;
y será fugaz,
lo efímero no habrá de ser inhumado,
pero aún así,
lo será tu cuerpo;
ya putrefacto,
ya decrepito;
que retozará en el sepulcro,
donde los cuerpos del martirio de los frutos literarios,
alimentarán la tierra,
y tus restos;
que mutarán la forma,
en que son concebidos ante la ingenuidad del ojo mismo;
desvaneciéndose,
poco a poco,
hasta dejar de ser,
y hasta volver a serlo;
y lo que habrás de ser,
será silencio;
y en venganza,
compondrás tus mas bellos cantos,
para poder arremeter
en contra de todas aquellas aves,
hambrientas de poesía;
que solo la asesinan,
consumiéndola ferozmente;
sin soñar con ella,
sin aprender de ella,
sin entristecerse de ella,
sin alegrarse de ella,
sin vivir de ella,
y serás el silencio,
que asesine su único propósito;
y los frutos,
sin su presencia,
harán crecer el jardín mas bello,
de esta tierra,
aún con el estigma de aquellos versos devorados;
los cuerpos de las aves,
en mediocridad,
sin sentir alguno;
caerán del horizonte,
ante tu cantar;
tu cuerpo será vengado,
y tu fugacidad,
habrá de volverse eterna;
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