martes, 10 de noviembre de 2015

Faro

soy la voz 
de una conciencia muda;

la luz,
que guía a las olas

y deja naufragar los barcos;

las rocas que rompen el casco
y hacen desangrar la barca

de gente;

el agua,
que devora aquello que perturba su calma

y la calma de un último respiro,

antes de inundarse decenas de pulmones;

un pecho,
al cual le pesa la presión

y quiere conocer el fondo de uno de los siete mares
metro

a metro;

soy el eco de un mundo perdido

que seduce almas para que en él se pierdan
y no ser la única voz en si;

soy los ojos que ven al sol salir en el agua,
aun siendo de noche;

soy la autorealización del delirio de un hombre

soy el útero que lo gestó
y soy la tumba que lo resguardará;

soy el destino de una conciencia

y soy su voz muda;

soy la luz que deja que las olas se pierdan
pero guía las embarcaciones a la playa;

soy la idea de una hipotética muerta

y soy exageración;

soy el barco que llega a  destino

y soy el ancla que por fin conoce el fondo de uno de los siete mares
kilómetro

a kilómetro;

soy el primero en bajar del barco,

soy el muelle que camino

y sigo siendo la luz que me guía,
entrecegándome por accidente;

soy la voz de una conciencia muda

y soy la salvación a mi propia muerte

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