domingo, 8 de noviembre de 2015

Mil Veces

me maté mil veces hoy

errante,
la sangre no supo encontrar el piso

y se secó sobre la herida de mi piel,

que dormida,
aún no despierta

ni sabe que estoy muerto;

visto las mejores rosas sobre mi recuerdo

y las riego, de vez en cuando;

tal vez una tormenta
me regale uno de sus pétalos

y quizás una de sus raíces me acaricie
la sangre, 

que espejo se ha vuelto 

llevándose consigo
el calor del movimiento,

y el color

de mi piel que sueña

y no despierta;

de mi piel que ensoñada
cree estar despierta

y no sabe que conmigo ha muerto;

las lágrimas ajenas 
arremetiendo contra el recuerdo de otros (que no son yo)

hacen caer la tierra que ciega mi mirada

y hacen que mis manos la cubran
solo para ver más oscuridad;

cien arañitas me recorren de pies a cabeza,

soy y seré la comida de sus hijos;

pero el otro siempre es mejor,

soy y seré las sobras que nadie comenzó a comer

ni siquiera el tiempo;

nada erosiona ni erosionará mi cuerpo

nadie llora ni ha llorado por mi

nadie me mató, ni me hubiese matado

será tal vez por eso
que lo hice yo

me maté mil veces hoy

y la sangre no cayó

tal vez mañana moriré mil veces
y tal vez así, mi piel despierte

y mi sangre caiga

(y corra el tiempo)

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