domingo, 13 de diciembre de 2015

Moscas

la lluvia,

el ruido blanco
de la televisión apagada;

las moscas que han perdido el rumbo

viven orbitando
la copa de vino del día anterior

y buscan, con vuelo desorientado,
un par de labios indiferentes para besar antes que la noche caiga

sobre ellas

y así evitar morir en soledad;

¿cuantas almas se funden cada noche,
en un abrazo con un edificio en llamas?

¿cuantos anhelan el calor,

y se mienten a si mismos
una y otra vez?

y entonces,

luego de tantos adioses,
ya nadie reconoce la verdadera despedida

y ambas almas, duermen bajo la tormenta
que el corazón habrá de costarles;

la traición ya anticipada,
queda subyugada por la idea de un mañana mejor,

tal como aquellas desesperadas moscas;

y temo porque sea cierto
y tengan en cuenta ustedes la advertencia, de serlo,

porque si somos parecidos, aún en lo más mínimo
a aquellas pobres moscas

y orbitamos todas las copas de vino del mundo

y luego buscamos el romance más puro y efímero
solo por el temor de no morir solos

sepan,

que si no hay mañana para las moscas,

definitivamente,
tampoco lo habrá para nosotros

y seremos muerte
siendo total y completamente solos

No hay comentarios.:

Publicar un comentario