transeúntes de náuticas inciertas
naufragan sobre concreto
e ilusiones deshechas
de miradas que lloran
deseando volver a ver el cielo;
voces vacias de silencio
gritan hundidas en remolinos de brea
hirviendo;
pesa el pendulo sobre la lengua
y la brutalidad de lo nulo
(caída,
golpe seco
y nada)
aniquila al desorden
del decir,
gargantas anudadas,
encadenadas a la urbanidad,
no dicen nada
mas que mil buenos dias por cuadra
mediante sus hombros inundados en furia
luego,
solo el tiempo dice por ellas,
por esas voces
y no dice nada
No hay comentarios.:
Publicar un comentario