sábado, 2 de enero de 2016

Vaciándome

desmoronándome en
mi intensidad

caigo al suelo,

cientos de rostros míos
me cortan la piel

y me lluevo por mi espalda;

desordena la tensión del cuerpo

mi falta de mi,
en yo mismo

cuerpo de calma,
cuerpo vacío

soy la madera podrida
de los árboles huecos;

anidan en mi,

los pájaros 
que no le temen a la muerte

y aunque mis raíces 
le dan dos vueltas al mundo

un solo vendaval

es la tempestad mas impetuosa,

y sigo en el suelo,

aún cortándome
con mi mirada,

y sigo lloviendo

y sigo vaciándome 

y sigo siendo 
el cuerpo vacío

que cual árbol hueco

sabe

que hace tiempo que se ha ido,
aún siguiendo ahí

sin sangre
sin savia

sin vida

solo cuerpo,

vacío




etéreo

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