lunes, 13 de abril de 2015

Alba

clareando, el alba se desprende de su abrazo con el horizonte,
y con un gesto, lo único que pudo darle,
espero darme el lujo de emanar un añoro por él;
aproximación,
azul perpetuo, luego amanecer;
mis ojos perciben de manera ofuscada, su propia versión de la realidad,
sumido en un sueño de un deseo, 
el resto de mi cuerpo puede verse, adormecido;
de mi, la playa se encuentra lejos,
pero casi oigo trepar a la sal,
que se desprendió de nuevo por la noche,
casi cuando la luna se escondía,
para volver a caer al mar;
casi la siento trepar,
por la arena,
por escaleras,
por calles de cemento,
y por calles de tierra;
quiero hundir mis manos en ella,
quiero darme la sensación de calmar esta sed,
pero solamente encontrarme alimentándola mas y mas;
quiero verla trepar,
quiero que ahogue al alba y apague al sol antes del amanecer,
azul perpetuo, nunca amanecer;
ansío convertirme en ella,
para así hundir mis propias manos,
en mi mismo,
quiero ser mi sed,
quiero alimentarme de mi mismo;
quiero ser la línea imaginaria dibujada en el cielo,
luego de la desunión, entre horizonte y alba,
y sentir como mi alma, en paralelo,
confunde percepciones,
y sentir que por ella,
emanan anhelos,
a cambio de un pequeño gesto de su gesticulador;
sincronizo mis movimientos en el cielo,
con los latidos de un corazón bajo tierra,
hoy soy el alba, y no amanece;
con mis manos, sedientas, apago al sol,
marchitando plantas,
secando árboles, cuyas raíces frágiles,
ya no resguardan a aquel corazón;
el árbol con la tierra movida,
al correr de la más mínima brisa, caerá,
empujándome más allá en el cielo,
aclarando,
luego oscureciendo;
y en mi reinado celestial,
las camas arroparán seres que nunca habrán de despertar;
sumidos en sueños,
me regalarán sus anhelos;
sus corazones, latirán al ritmo de aquel que encontré,
y hoy ya es mío;
abandonare por siempre mi forma terrenal,
y me habré de regalar un gesto,
que borraré de mi cielo, con la sal que decaerá del aire,
de este aire que respiro,
y que todos los sueños respiran, y respirarán;
mi sed no habrá de ser saciada,
y como consecuencia de mis caprichos,
abandonaré la ciudad;
dejando un azul perpetuo,
nunca amanecer,
y me acercaré a la playa,
para posarme en la arena,
y me veré nacer;

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