martes, 7 de abril de 2015

Alquitrán

camina,
tus pies en alquitrán;
siente así, los miles de pasos,
que otras personas dieron,
y que otros, al igual que vos y que ellos,
darán;
en el punto donde muchos senderos tienden a encontrarse,
deja una gota de tu sangre,
inmortal;
queda impregnada,
así como cicatriz en pavimento,
y pronto,
roja la calle quedará;
sangre de cientos de esencias,
se resbalará de la piel,
mientras esta se muere de pena,
y el alma sangra libertad,
como éxtasis;
deja que la piel se retraiga,
bajo el frío cobijo,
que un viejo edredón le brinda;
mientras de rojo la ciudad se tiñe,
contemplando como las pieles son olvidadas,
y buscan sales de otro mar,
solo para convertirse en lágrimas,
que nadie va a llorar;
caliente,
siente este alquitrán,
ahora roja la ciudad, arde en llamas,
las llamas, de una desesperada pasión humana,
mientras los ácaros hambrientos,
roen la piel, ya olvidada, a la par que la lloran;
y sus lágrimas funden la lava,
atrapándonos en piedra,
eterna espera;
ceniza, de ella la ciudad cubierta,
las almas ríen aún en pena,
y los cuerpos ya inexistentes,
solo quedan en recuerdo;
quebrajo,
huesos, que mas duros que la piedra, la segmentan,
y rompen;
pie, sangrante,
mi alma se desangrará,
dejando la cicatriz de mi sed,
en este alquitrán;
espera a que la ciudad sea roja de vuelta,
pronto arderemos otra vez,
los ácaros de hambre padecerán,
la ceniza cubrirá la grisácea piedra,
y atrapadas algunas almas,
al romperla, sabrán de libertad;
su alma, poco a poco, comenzará a sangrarse aún más;
y plegarias,
como aves,
al cielo volarán,
llevando consigo
el deseo de miles de espíritus,
"lluevan rojizas cataratas,
en esta ya roja ciudad,"
en lava nos fundiremos,
pronto arderemos,
pronto nos volveremos a incendiar;

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