todo es albergue,
hueco sucio ahondado en la superficie,
tras lo más recóndito, me encuentro yo
ahogado en agua pútrida.
es transitoria la permanencia:
por allá, asomé aproximaciones a una atadura,
el filo de los nudos me degollaba la cintura,
y roía mis vértebras,
pero tengo la certeza de que mis muñecas, a pesar de que lloraban mi ardor,
de seguro te hubiesen acariciado
sobre mi horca.
efímero el cuerpo: algo que da lo mismo
pero bajo él,
está el sentimiento: lo que me mantiene vivo.
eco
en las cloacas que habito,
ahí soy más libre que en ningún otra parte,
pero de mí se escapa el agua y no hago pie
-pero creo aún, en la existencia de un fondo-
sobre alcobas de concreto,
se lamentan las ratas que quieren trozos de mi
¡y bien que me estoy despedazando para ser complaciente!
pero no me siento bien,
mi pulmón enfermo, sabe que no respirará por siempre acá,
no sé si quiero estar, siquiera
pero ahora, si de pertenecer se trata
-pertenezco-
¿pero a donde?
si todo es albergue,
pero nada es hogar
martes, 31 de mayo de 2016
jueves, 26 de mayo de 2016
Alfaguaras De Mi
raíces gritan,
abultando puñados de tierra blanda
[el adoquin es disfraz, bajo el esta mi playa]
pero, ¿hablar? ¿para qué?
¿para quién acaso?
si siempre es caso omiso, paso acelerado,
de la mano de respiraciones a las que les falta aire,
que atoradas con cenizas
desprendiéndose del alquitrán cual alfaguaras,
escenifican su urbanismo con mi naturaleza muerta a un lado.
[seducción post-mortem]
desvisto prolongaciones
solo para ver momentos, fracciones
luego, la sed en mi recuerdo
hace arder a mi garganta,
mientras el resto de mí, observa.
ahí,
es donde la claridad es una: mi sombra.
¡intermitencia, libertad!
entre itinerancia hay petrifiación (instante):
[lloriqueo]
aquella alineación torcida siendo juzgada ante el vacío
conmueve hasta las piedras que cargo sobre mi pecho,
pero no hay resolución final,
no hay salto,
ni hay alivio
solo hay una voz, repitiéndose a sí misma:
"despacio,
la vida está en otra parte,
en mi vientre solo está la rabia
que en tu cuerpo, llora mi sangre"
y es ahí, que desnudo y vestido de rojo
-viéndote-
creo estar escuchándome a mi mismo,
pero siempre
es caso omiso
¿no?
abultando puñados de tierra blanda
[el adoquin es disfraz, bajo el esta mi playa]
pero, ¿hablar? ¿para qué?
¿para quién acaso?
si siempre es caso omiso, paso acelerado,
de la mano de respiraciones a las que les falta aire,
que atoradas con cenizas
desprendiéndose del alquitrán cual alfaguaras,
escenifican su urbanismo con mi naturaleza muerta a un lado.
[seducción post-mortem]
desvisto prolongaciones
solo para ver momentos, fracciones
luego, la sed en mi recuerdo
hace arder a mi garganta,
mientras el resto de mí, observa.
ahí,
es donde la claridad es una: mi sombra.
¡intermitencia, libertad!
entre itinerancia hay petrifiación (instante):
[lloriqueo]
aquella alineación torcida siendo juzgada ante el vacío
conmueve hasta las piedras que cargo sobre mi pecho,
pero no hay resolución final,
no hay salto,
ni hay alivio
solo hay una voz, repitiéndose a sí misma:
"despacio,
la vida está en otra parte,
en mi vientre solo está la rabia
que en tu cuerpo, llora mi sangre"
y es ahí, que desnudo y vestido de rojo
-viéndote-
creo estar escuchándome a mi mismo,
pero siempre
es caso omiso
¿no?
miércoles, 25 de mayo de 2016
El Ahora No Se Pertenece
¿ves?
ser herida abierta es simple
¿seguir siéndolo?
ah, ardor de sal
(jamás erosiona-rá)
ví voces dentro mío
de las cuales supe oír sus miradas,
que susurrábanme entre coagulos de óxido,
"¿qué, estás perdido acaso?"
-no, no lo estoy- decía
-le respondería que sí- pensaba...
-si tan solo no se hubiese tratado
de mi mismo- me remuerdo;
[fragmentándose el ego en tercera persona]
el ahora
él, ahora no se pertence,
pertenece o no?
no sé, pertenece
... ¿ahora?
(no sé, entonces, si me pertenezco)
pero grito.
efusión:
grito pedacitos de almas que junté de un suelo sucio
grito ímpetus desglosados
grito rebelión:
rebelión que es desanudar un mar,
rebelión que es brotar en tierra seca,
rebelión que es ser,
rebelión que es yo.
¿ves? -me dije-
ser ajeno a uno mismo es simple
¿seguir siéndolo?
ah, no ser nada, ni nadie
(jamás sangra-rá)
jamás sangre;
¡vida mía!
"ví,
crecí,
creí,
creé
y destruí"
[ahora con me]
"me vi,
crecí,
me creí (¿que? si no soy nada, ni nadie)
me creé (¿a semejanza de quien, acaso?)
y me destruí (final abierto)"
¡ay! ¡vida mía!
es caótica la sed que haces nacer en mi:
"adorar a la violeta
adorar a la violencia"
-adornar mi vida con violencia- entiendo yo,
violencia que soy: rebelión
grito, entonces:
que mi principio y mi final soy yo.
¿pero que soy, acaso?
pf...
ser herida abierta es simple
¿seguir siéndolo?
ah, ardor de sal
(jamás erosiona-rá)
ví voces dentro mío
de las cuales supe oír sus miradas,
que susurrábanme entre coagulos de óxido,
"¿qué, estás perdido acaso?"
-no, no lo estoy- decía
-le respondería que sí- pensaba...
-si tan solo no se hubiese tratado
de mi mismo- me remuerdo;
[fragmentándose el ego en tercera persona]
el ahora
él, ahora no se pertence,
pertenece o no?
no sé, pertenece
... ¿ahora?
(no sé, entonces, si me pertenezco)
pero grito.
efusión:
grito pedacitos de almas que junté de un suelo sucio
grito ímpetus desglosados
grito rebelión:
rebelión que es desanudar un mar,
rebelión que es brotar en tierra seca,
rebelión que es ser,
rebelión que es yo.
¿ves? -me dije-
ser ajeno a uno mismo es simple
¿seguir siéndolo?
ah, no ser nada, ni nadie
(jamás sangra-rá)
jamás sangre;
¡vida mía!
"ví,
crecí,
creí,
creé
y destruí"
[ahora con me]
"me vi,
crecí,
me creí (¿que? si no soy nada, ni nadie)
me creé (¿a semejanza de quien, acaso?)
y me destruí (final abierto)"
¡ay! ¡vida mía!
es caótica la sed que haces nacer en mi:
"adorar a la violeta
adorar a la violencia"
-adornar mi vida con violencia- entiendo yo,
violencia que soy: rebelión
grito, entonces:
que mi principio y mi final soy yo.
¿pero que soy, acaso?
pf...
lunes, 23 de mayo de 2016
¿A Dónde Se Fueron Todas Las Tormentas?
se suscitaban angustias
en bosquejos inmóviles de sombras poco definidas,
ahuyentaban tormentas de mi,
y aquella figuración de un cielo desvaneciéndose sobre mi llanto,
que se eternizaba sobre improntas de un suelo naciente,
hervía la poca sangre que me hacía latir;
era ímpetu abnegado (un absurdo)
emergía de todo espacio habido,
y aún a pesar de despertar por las mañanas sabiendo que no era luz
(y que probablemente, jamás me encendiese)
reía,
reía en llantos con la inocencia de mil rosas marchitas,
con las espinas incrustadas en lo más profundo de mi abdomen,
y con un dolor inmenso en una conciencia indiferente
que cargaba cual cruz sobra mi espalda;
ennegrecían mi rabia, mis comisuras sangrantes:
si yo era una escoria forjada a barro y lágrimas
¿que era la sangre sino castigo para mi forma precaria?
me veía recluído al vacío de jaulas de carne podrida,
mientras vástagos de árboles muertos se avasallaban sobre la inocencia
de las rosas de mi cuerpo,
era solo espera,
la rosa quemaba la angustia que no me angustiaba
solo por el hecho de estar padeciendo continuamente,
no bojaba el miedo sobre mi piel resquebrajada en máculas negras y violetas,
bojaba el deseo de un final apasionante,
(he ahí el absurdo de mi ímpetu abnegado)
incendiarme,
ver quemándose la madera negra y arder mis pétalos
ver la implosión en mil nortes de este cielo inútil
y despertarme, de una vez por todas,
siendo luz
y rodearme, de todas las tormentas de las que se me privó
alguna vez
en bosquejos inmóviles de sombras poco definidas,
ahuyentaban tormentas de mi,
y aquella figuración de un cielo desvaneciéndose sobre mi llanto,
que se eternizaba sobre improntas de un suelo naciente,
hervía la poca sangre que me hacía latir;
era ímpetu abnegado (un absurdo)
emergía de todo espacio habido,
y aún a pesar de despertar por las mañanas sabiendo que no era luz
(y que probablemente, jamás me encendiese)
reía,
reía en llantos con la inocencia de mil rosas marchitas,
con las espinas incrustadas en lo más profundo de mi abdomen,
y con un dolor inmenso en una conciencia indiferente
que cargaba cual cruz sobra mi espalda;
ennegrecían mi rabia, mis comisuras sangrantes:
si yo era una escoria forjada a barro y lágrimas
¿que era la sangre sino castigo para mi forma precaria?
me veía recluído al vacío de jaulas de carne podrida,
mientras vástagos de árboles muertos se avasallaban sobre la inocencia
de las rosas de mi cuerpo,
era solo espera,
la rosa quemaba la angustia que no me angustiaba
solo por el hecho de estar padeciendo continuamente,
no bojaba el miedo sobre mi piel resquebrajada en máculas negras y violetas,
bojaba el deseo de un final apasionante,
(he ahí el absurdo de mi ímpetu abnegado)
incendiarme,
ver quemándose la madera negra y arder mis pétalos
ver la implosión en mil nortes de este cielo inútil
y despertarme, de una vez por todas,
siendo luz
y rodearme, de todas las tormentas de las que se me privó
alguna vez
Susurrando La Pena Que Antes No Canté
se borran mis palabras de tanto pronunciar,
(es que tanto te nombra el indicio de mi voz agonizante y no apareces)
es ahora vacío, aquel lugar donde
se han murmurado prolongaciones de la pena,
(nada suena)
solo haciendo eco, retoza la nostalgia de lo que no fui, ni dije.
y a pesar de que he llegado a estallar en centenares de ocasiones
ninguna vez, realmente sentí,
solo concreto roto en mi delicadeza,
solo sangre pintándome:
óleo sobre destrucción.
ya bien, no pretendo personificarme en una clemencia, en un pedido de auxilio, ni nada menos,
(más bien, no soy ni grito, ni cofrade de la desesperación)
soy solo anhelo de permanencia
solo un deseo de mi voz;
¿y donde estás vos a todo esto?
tu espacialidad no ha sido resuelta aún, por mí, al menos,
pero me atrevo a exhortarte a un origen, de todos modos:
ahí donde pertenecemos,
en la soledad de las planicies
(en) mi garganta, cual llanura
que reza (y habla, o al menos lo intenta) por vos,
invitándote
para murmurarte
para prolongarte y prolongar así mi pena
por no poder tenerte realmente, salvo la idea de hacerlo
[...]
(es que tanto te nombra el indicio de mi voz agonizante y no apareces)
es ahora vacío, aquel lugar donde
se han murmurado prolongaciones de la pena,
(nada suena)
solo haciendo eco, retoza la nostalgia de lo que no fui, ni dije.
y a pesar de que he llegado a estallar en centenares de ocasiones
ninguna vez, realmente sentí,
solo concreto roto en mi delicadeza,
solo sangre pintándome:
óleo sobre destrucción.
ya bien, no pretendo personificarme en una clemencia, en un pedido de auxilio, ni nada menos,
(más bien, no soy ni grito, ni cofrade de la desesperación)
soy solo anhelo de permanencia
solo un deseo de mi voz;
¿y donde estás vos a todo esto?
tu espacialidad no ha sido resuelta aún, por mí, al menos,
pero me atrevo a exhortarte a un origen, de todos modos:
ahí donde pertenecemos,
en la soledad de las planicies
(en) mi garganta, cual llanura
que reza (y habla, o al menos lo intenta) por vos,
invitándote
para murmurarte
para prolongarte y prolongar así mi pena
por no poder tenerte realmente, salvo la idea de hacerlo
[...]
lunes, 16 de mayo de 2016
Diecisiete Veces, Casi Dieciocho
[pulso íntimo: las venas coinciden con el latir del segundo]
desperté de muchos sueños cayéndome de mi sien
hasta verme fuera de mi mismo
y ser un huido no intencionado;
aquel que inunda su canción de lástima
¡ese quien es esa libertad fortuita
y la pena indómita que realza control en algo que fue!
la constancia del espacio es tedio,
estático el cuerpo y su articulación muda,
pide su voz que la dejen retozar en un vacío, ¡ay, el pensamiento!
¡deseo altura incierta, inmensidad para desvane(ser)!
no pertenezco, ni me pertenece está tierra insípida,
ni los funestos espíritus de lúgubre porte que rondan en ella;
si ya ni siquiera me pertenezco a mi mismo,
si ya no me veo llorar en un espejo,
si ya se ha perdido mi mirada,
[si ya inundé mi canción de lástima
y no me queda nada]
el vacío propagándose como incendio
(árbol seco)
¡arde la sed en mis hogueras!
pero no me quemo, ni me caigo,
permanezco
¿que haré entonces de mi recuerdo?
si aún anhelo todas mis memorias y la voz no emerge,
la garganta encenizada, efímera recámara de aire helado
y tubería maloliente, adornada con una sección de cuerdas débiles,
(ya ni siquiera puedo orquestar mi diálogo)
las espinas de mil rosas, pulverizan con delicadeza
la aspereza de mi piel olvidada,
(no hay tacto que seduzca a la mirada eternamente cabizbaja)
¿que hace mi mirada yéndose? ¿y mi nombre encriptado en enigma?
¡sigo queriendo ser!
[las venas dan las doce en punto]
sé que ya no volveré a soñar cuando despierte,
sé que mi garganta dolerá al esbozar el alba,
sé que no volveré a ver mi mirada espejada,
sé que no seré la piel que dejé abandonada,
ni que tampoco fui la libertad soñada
y si es que en verdad fui o solo me soñé,
por eso sé que ya no volveré a soñar cuando despierte,
y sé ahora,
que no todo puede retornar siempre
[mi intimidad es la eternidad que jamás podré tocar de nuevo]
(los segundos ya no laten)
se azulan las venas.
desperté de muchos sueños cayéndome de mi sien
hasta verme fuera de mi mismo
y ser un huido no intencionado;
aquel que inunda su canción de lástima
¡ese quien es esa libertad fortuita
y la pena indómita que realza control en algo que fue!
la constancia del espacio es tedio,
estático el cuerpo y su articulación muda,
pide su voz que la dejen retozar en un vacío, ¡ay, el pensamiento!
¡deseo altura incierta, inmensidad para desvane(ser)!
no pertenezco, ni me pertenece está tierra insípida,
ni los funestos espíritus de lúgubre porte que rondan en ella;
si ya ni siquiera me pertenezco a mi mismo,
si ya no me veo llorar en un espejo,
si ya se ha perdido mi mirada,
[si ya inundé mi canción de lástima
y no me queda nada]
el vacío propagándose como incendio
(árbol seco)
¡arde la sed en mis hogueras!
pero no me quemo, ni me caigo,
permanezco
¿que haré entonces de mi recuerdo?
si aún anhelo todas mis memorias y la voz no emerge,
la garganta encenizada, efímera recámara de aire helado
y tubería maloliente, adornada con una sección de cuerdas débiles,
(ya ni siquiera puedo orquestar mi diálogo)
las espinas de mil rosas, pulverizan con delicadeza
la aspereza de mi piel olvidada,
(no hay tacto que seduzca a la mirada eternamente cabizbaja)
¿que hace mi mirada yéndose? ¿y mi nombre encriptado en enigma?
¡sigo queriendo ser!
[las venas dan las doce en punto]
sé que ya no volveré a soñar cuando despierte,
sé que mi garganta dolerá al esbozar el alba,
sé que no volveré a ver mi mirada espejada,
sé que no seré la piel que dejé abandonada,
ni que tampoco fui la libertad soñada
y si es que en verdad fui o solo me soñé,
por eso sé que ya no volveré a soñar cuando despierte,
y sé ahora,
que no todo puede retornar siempre
[mi intimidad es la eternidad que jamás podré tocar de nuevo]
(los segundos ya no laten)
se azulan las venas.
Catorce Días Con el Cuello Colgando
intacto el pecho mío,
deteriorándome mácula a mácula
(derramándome)
esparciéndome en mil oestes que difieren entre sí de su dirección
¿es acaso aún mi dolor
una aproximación hacia lo más profundo de lo que me forma
o solo una mirada degollándome descontinuadamente?
mientras me ahogo (desconociendo si en sangre o en ambigüedad)
acontecen en la mínima parte de un momento,
libertades desencadenantes de tabúes,
todos defienden a ultranza de su carne,
devorándose entre todos de indiferencia
y de asco, a si mismos;
¿quebrantarán latidos en discrepancia,
aquella vivacidad, que es la pena que abraza lo que somos?
es innegable la abstención,
pero sé que se quebrará el vacío con infinidad de caídas;
hemos sido inminencias de mañanas que jamás han llegado al día de hoy,
¿acaso cuantos cedieron de si mismos con la promesa de ver de nuevo?
en sueños jamás se está despierto
y el resto es solo vacío,
(y seguimos cayendo)
un vacío polvoriento,
que cubre el rojo de la tierra donde asiento estas palabras
ahí, (es decir acá)
donde yacen
mi pecho y el tuyo destrozados
mientras que
en barro hecho sangre,
nada mi cuello, desprendido de mí
deteriorándome mácula a mácula
(derramándome)
esparciéndome en mil oestes que difieren entre sí de su dirección
¿es acaso aún mi dolor
una aproximación hacia lo más profundo de lo que me forma
o solo una mirada degollándome descontinuadamente?
mientras me ahogo (desconociendo si en sangre o en ambigüedad)
acontecen en la mínima parte de un momento,
libertades desencadenantes de tabúes,
todos defienden a ultranza de su carne,
devorándose entre todos de indiferencia
y de asco, a si mismos;
¿quebrantarán latidos en discrepancia,
aquella vivacidad, que es la pena que abraza lo que somos?
es innegable la abstención,
pero sé que se quebrará el vacío con infinidad de caídas;
hemos sido inminencias de mañanas que jamás han llegado al día de hoy,
¿acaso cuantos cedieron de si mismos con la promesa de ver de nuevo?
en sueños jamás se está despierto
y el resto es solo vacío,
(y seguimos cayendo)
un vacío polvoriento,
que cubre el rojo de la tierra donde asiento estas palabras
ahí, (es decir acá)
donde yacen
mi pecho y el tuyo destrozados
mientras que
en barro hecho sangre,
nada mi cuello, desprendido de mí
lunes, 2 de mayo de 2016
Análisis Exhaustivo de la Temporalidad de un Gesto
no hay lugar para otros tiempos,
ahora mismo, un recóndito presagio,
es acribillado por centenares de rifleros,
con el arma martillada al hombro que responden solo
a la orden del presente.
los gajos de óxido antiguo
yacen desparramados, junto a los cadáveres de los proyectiles
sus verdugos
con las pupilas bien atentas
el hoy sonríe,
se vuelve mueca,
y espera en una no-espera, su turno
para morir en nombre del ayer
volviéndose gesto petrificador de esperas
y retrocediendo, en orden para no divergir,
el futuro no es necesariamente hacia adelante;
ahora, si los pasados desprendiesen las costillas,
una por una:
-se muere
y si se muere
se es cadáver,
y si se es cadáver
se pudre-
no hay eufemismos tras la muerte,
solo hay la idea un aforismo: la prolongación del recuerdo poético
ese diamante con alas
que atraviesa mentes inconclusas
y que escapa hasta los sarcófagos más lujosos
que se esconden en el estómago del planeta
y es tan etérea
y aún más arisca
que todos aquellos granos de arena
que deslizan por la cintura de los relojes
cronometrando la duración de la carne
y despidiéndola
sobre el mármol de una lápida
con epitafios de trazos gruesos
y gramos de sentimentalismo
pero jamás yacerá inscrito
lo poético,
puesto que lo poético no es un tiempo en sí,
es la eternidad a la que atinamos,
y fallamos
en consecuente mortalidad,
ahora mismo, un recóndito presagio,
es acribillado por centenares de rifleros,
con el arma martillada al hombro que responden solo
a la orden del presente.
los gajos de óxido antiguo
yacen desparramados, junto a los cadáveres de los proyectiles
sus verdugos
con las pupilas bien atentas
el hoy sonríe,
se vuelve mueca,
y espera en una no-espera, su turno
para morir en nombre del ayer
volviéndose gesto petrificador de esperas
y retrocediendo, en orden para no divergir,
el futuro no es necesariamente hacia adelante;
ahora, si los pasados desprendiesen las costillas,
una por una:
-se muere
y si se muere
se es cadáver,
y si se es cadáver
se pudre-
no hay eufemismos tras la muerte,
solo hay la idea un aforismo: la prolongación del recuerdo poético
ese diamante con alas
que atraviesa mentes inconclusas
y que escapa hasta los sarcófagos más lujosos
que se esconden en el estómago del planeta
y es tan etérea
y aún más arisca
que todos aquellos granos de arena
que deslizan por la cintura de los relojes
cronometrando la duración de la carne
y despidiéndola
sobre el mármol de una lápida
con epitafios de trazos gruesos
y gramos de sentimentalismo
pero jamás yacerá inscrito
lo poético,
puesto que lo poético no es un tiempo en sí,
es la eternidad a la que atinamos,
y fallamos
en consecuente mortalidad,
Escrito con Felix
El Orgasmo Del Vino Negro
[incierto]
semejanzas de vidrios rotos sobre mi pecho
¡salud! por un brindis que desangró un vino picado;
la garganta se regodea con orgasmos de un brebaje negro y viejo,
mientras la piel desteñida, se va cayendo de a poco,
máculas de noches efímeras
que dibujan lo que el suelo dicta: la decapitación es a primera hora.
ejecución,
danza oscilante la daga afilada,
(la madera cruje por la mía y por centenares de demás almas)
un paño viejo cubre la memoria que ya no será,
la oscuridad como último recuerdo
y como el primero y único, después de esto;
auténtica tragedia
[...]
la piel se vuelve llenar de vino,
mientras las venas se pudren vacías
y la garganta se hace llaga;
las risas pútridas de decenas de transeúntes
resuenan a susurros,
sus gargantas se han soldificado por el vicio
que los mantuvo succionando de mí,
bebiéndome, a fin de cuentas;
venga, entonces! chorrénme de sus delicadas comisuras!
cada gota
dibuja lo que el suelo quiere decir:
el orgasmo del vino negro acaba,
sus gargantas arderán en abstinencia
y mis venas ya estarán secas para saciar su sed;
arrojen entonces sus copas vacías a mi pecho muerto:
semejanzas de vidrios rotos sobre el mismo
y salud;
Las que ingeniaron el genial título son Eva y Lusi
¡Salud por ellas!
semejanzas de vidrios rotos sobre mi pecho
¡salud! por un brindis que desangró un vino picado;
la garganta se regodea con orgasmos de un brebaje negro y viejo,
mientras la piel desteñida, se va cayendo de a poco,
máculas de noches efímeras
que dibujan lo que el suelo dicta: la decapitación es a primera hora.
ejecución,
danza oscilante la daga afilada,
(la madera cruje por la mía y por centenares de demás almas)
un paño viejo cubre la memoria que ya no será,
la oscuridad como último recuerdo
y como el primero y único, después de esto;
auténtica tragedia
[...]
la piel se vuelve llenar de vino,
mientras las venas se pudren vacías
y la garganta se hace llaga;
las risas pútridas de decenas de transeúntes
resuenan a susurros,
sus gargantas se han soldificado por el vicio
que los mantuvo succionando de mí,
bebiéndome, a fin de cuentas;
venga, entonces! chorrénme de sus delicadas comisuras!
cada gota
dibuja lo que el suelo quiere decir:
el orgasmo del vino negro acaba,
sus gargantas arderán en abstinencia
y mis venas ya estarán secas para saciar su sed;
arrojen entonces sus copas vacías a mi pecho muerto:
semejanzas de vidrios rotos sobre el mismo
y salud;
Las que ingeniaron el genial título son Eva y Lusi
¡Salud por ellas!
Tres Veces No Sé
ahí, intromisión
innumerables caídas nucleadas (detenidas)
sobre un mismo umbral: el aire sofocado
[hundimiento]
ahora, índices... traiciones bajo velos de mi, de vos
son tuyos;
¡NUESTROS!
[situación]
dos diálogos (a simple vista, distantes)
claman al unísono:
"la sangre es esto
que atesora aquello que decimos
y nos fulmina como a espíritus viejos,
con aquello que no"
[distante liberación de enigmas]
faro de anacrónicos movimientos: es oscuridad perpetuada desde hace años;
vigías de absoluta ceguera,
el barco desgarrado,
cae
bajofondo,
pero no hay ahogados,
ni hay remordimiento,
entonces ahí, cuando el agua es tanto caída como totalidad,
es que emerge un espacio congelado,
o congelación del mismo (a gusto de quien lea).
(golpe al pecho) detenimiento:
es ahora el vació lo que es tangible,
pero no es peligro lo que mora,
es nostalgia
innumerables caídas nucleadas (detenidas)
sobre un mismo umbral: el aire sofocado
[hundimiento]
ahora, índices... traiciones bajo velos de mi, de vos
son tuyos;
¡NUESTROS!
[situación]
dos diálogos (a simple vista, distantes)
claman al unísono:
"la sangre es esto
que atesora aquello que decimos
y nos fulmina como a espíritus viejos,
con aquello que no"
[distante liberación de enigmas]
faro de anacrónicos movimientos: es oscuridad perpetuada desde hace años;
vigías de absoluta ceguera,
el barco desgarrado,
cae
bajofondo,
pero no hay ahogados,
ni hay remordimiento,
entonces ahí, cuando el agua es tanto caída como totalidad,
es que emerge un espacio congelado,
o congelación del mismo (a gusto de quien lea).
(golpe al pecho) detenimiento:
es ahora el vació lo que es tangible,
pero no es peligro lo que mora,
es nostalgia
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