todo es albergue,
hueco sucio ahondado en la superficie,
tras lo más recóndito, me encuentro yo
ahogado en agua pútrida.
es transitoria la permanencia:
por allá, asomé aproximaciones a una atadura,
el filo de los nudos me degollaba la cintura,
y roía mis vértebras,
pero tengo la certeza de que mis muñecas, a pesar de que lloraban mi ardor,
de seguro te hubiesen acariciado
sobre mi horca.
efímero el cuerpo: algo que da lo mismo
pero bajo él,
está el sentimiento: lo que me mantiene vivo.
eco
en las cloacas que habito,
ahí soy más libre que en ningún otra parte,
pero de mí se escapa el agua y no hago pie
-pero creo aún, en la existencia de un fondo-
sobre alcobas de concreto,
se lamentan las ratas que quieren trozos de mi
¡y bien que me estoy despedazando para ser complaciente!
pero no me siento bien,
mi pulmón enfermo, sabe que no respirará por siempre acá,
no sé si quiero estar, siquiera
pero ahora, si de pertenecer se trata
-pertenezco-
¿pero a donde?
si todo es albergue,
pero nada es hogar
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